Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de mayo de 2025


Lo mejor sería salir de casa, señorita... Venga conmigo. La joven le siguió al través de los pasillos. Bajaron la escalera de servicio, y salieron por la puerta de la cocina. Pachín quería llevarla a casa del párroco, que la tenía no muy lejos de la posesión. Cuando salieron al jardín, vieron venir corriendo a Gonzalo hacia la casa.

D. Restituto se enfureció y anunció su propósito de demandar a Cosme y pedirle indemnización de daños y perjuicios. De él no se burlaba nadie; estaba resuelto a hacer que se respetase su propiedad. Desde allí se corrieron a los maizales, y el párroco mostró a su compañero con extremado gozo el estado magnífico de las plantas.

Temo mucho haber pecado desde que me confesó esta mañana y le agradeceré a usted que antes de recibir el cuerpo del Señor, se digne permitirme que le manifieste mis dudas. Se apartaron Amaury y el doctor para dejar que el párroco se acercase a la enferma, la cual en voz muy baja y mirando alternativamente a su prima y a Amaury, le dijo algunas palabras.

Pero de repente sonó en las calles de Elizondo estrépito de caballería; llegaron muchos jinetes a la casa del párroco; se apearon y el jefe de ellos entró en la casa sin pedir permiso ni hacer caso del cura, que salió trinando y bufando a pedir cuenta de tan irreverentes ruidos. A pesar de esto, la calidad del personaje exigía que se pasase recado a Su Majestad.

Me dijo, al despedirse, que don Sabas estaba ausente del lugar, auxiliando a un moribundo de otro pueblo, cuyo párroco se hallaba enfermo.

El padre Anselmo, que así se llamaba el cura párroco, admiraba de buena fe a la señora doña Inés como a un modelo de profunda fe religiosa y de distinción aristocrática. Era el tipo ideal realizado de la gran señora, tal como él se la imaginaba.

Era el párroco un hombre de cincuenta años de edad próximamente, alto, seco, moreno, cabellos negros aún, revueltos y crespos, los ojos vivos y severos, la expresión de su rostro franca y resuelta. A pesar de la dureza que en él se notaba inspiraba confianza y simpatía desde luego. Parecía un veterano afeitado y con los hábitos de sacerdote. Su casa estaba próxima.

Pero aquella noche que fue como la de una batalla a obscuras, terrible, le convenció de la inocencia del párroco y de la virtud de Paula. Aquello no se fingía; mucho sabía el artillero de las trampas del mundo, de las doncellas falsas, pero él se fue a su casa al alba persuadido de que había vencido, bien o mal, una honra verdadera. Y volvió a su proyecto de casarse con el ama del cura.

Pudo este ejemplar párroco evadir el riesgo con la fuga: pero hizo escrúpulo de conciencia desamparar aquella afligida grey, que en ocasion tan apretada necesitaba de su auxilio, y con una lijera esperanza de que su respeto y autoridad podrian apagar aquella voraz llama, permaneció en el pueblo.

No le parecía así al párroco, que seguía paseando sosegadamente por el centro de la iglesia, puestos sus ojos terribles en todos los rincones, dispuesto a reprimir cualquier irreverencia. No pasaba una vez por delante del púlpito que no asintiese con la cabeza a lo que su coadjutor estaba pregonando.

Palabra del Dia

atormentada

Otros Mirando