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Actualizado: 23 de junio de 2025
1624. «Copia de una Carta de Andrés de Mendoza al duque de Vexar marqués de Gibraleón. Hoja volante de 3 de febrero de 1624. »Ocurrió en estos días el nacimiento y bautismo de la Infanta N. S. Hizo el Marqués de Alcañiçes festin en su casa, á que combidó toda la Corte.
El diablo no le valió sino para hacer sandeces; ni siquiera se le ocurrió á Fausto que aquella bruja joven, con quien bailó en el aquelarre y la hermosura de cuyos pechos celebra en una copla muy galante, hubiera podido servir de nodriza para su hijo, ya que no quisiese él bajar al seno de las Madres para traer desde allí á la misma cabra Amaltea, nodriza de Júpiter.
Detúvose ante la Nela para obsequiarla con sus miradas. ¿No habría sido más razonable añadió que en vez de meternos en la casa a esta pobre muchacha, hubiera organizado mi hijita una de esas útiles solemnidades que se estilan en la corte, y en las cuales sabe mostrar sus buenos sentimientos lo más selecto de la sociedad? ¿Por qué no te ocurrió celebrar una rifa?
Oiga usted, señor, lo que me ocurrió hace cinco años me refería en una ocasión el viejo Bartoli, mientras comíamos; el caso me sucedió en esta misma mesa donde estamos, una tarde de invierno, como ahora.
Robledo se acordó de haber oído hablar á Elena repetidas veces del banquero mientras estaban en el teatro, y esto le hizo presumir si se habrían visto aquella misma tarde. Hasta se le ocurrió la sospecha de que este encuentro en Montmartre estaba convenido por los dos.
Dejó 37 comedias conocidas, y quemó, poco antes de morir, muchos trabajos literarios que tenía inéditos. Como su muerte ocurrió durante la peste, se ignora el lugar en donde fué sepultado. Debo estos datos al Sr.
En el cual no ocurrió nada, absolutamente nada de que pudiera tirar el avispado Bermúdez para descubrir lo que andaba buscando. Hasta que, ya de noche, llegaron a la tertulia el boticario y su hijo... y le hundieron un codo más en el piélago de sus aprensiones. ¡Qué cara la de don Adrián, y qué voz, casi llorosas, y qué aspecto tan cobardón y azorado el de Leto!
El tejedor volvió a tomarla en las rodillas. Sin embargo, sólo fue un rato después que al espíritu lento del solterón Silas se le ocurrió que eran los zapatos mojados los que causaban el dolor de la criatura, apretándole los tobillos recalentados.
Sí, y ocurrió una cosa particular. ¿No es cierto? De modo que vos, señor Macey, es probable que os acordéis de ese matrimonio dijo el tabernero en tono halagador.
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Palabra del Dia
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