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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Cuando lo tuvo ya suelto, lo volvió a poner como antes, quitó el banco de su posición oblicua, ocultó las astillas arrancadas del marco de la ventana en el jergón, y esperó la noche. El carcelero le llevó la cena, y Martín le preguntó con empeño si no habían dispuesto nada respecto a él, si pensaban tenerlo encerrado sin motivo alguno.

Quiroga fijó en él sus ojos atrevidos, y dijo con su eterna sonrisa irónica: Es la historia de siempre. En la gota de agua, como en el mar, como en todas partes, el pez grande se traga al chico. La sonrisa del duque se apagó. Dirigió una mirada oblicua al médico, que no apartó la suya fija y misteriosa, y dijo bruscamente: Creo, señoras, que deben ustedes ir aburridas de ciencia.

Lo mismo hicieron Rita, Obdulia, que desde hacía poco tiempo era tertulia asidua de la casa, Marcelina y también Serafina Barrado, a pesar de la mirada oblicua que le dirigió su capellán D. Joaquín. Marciala y Filomena se hicieron las distraídas hablando con D. Peregrín Casanova, y saludaron al fin desde su asiento con sonrisa halagüeña.

Y aquí estaba la causa del trastorno del alazán: la entrada de la senda formaba una línea sumamente oblicua con el camino de los caballos, de modo que el alazán, acostumbrado a recorrer ésta de sur a norte y jamás de norte a sur, no hubiera hallado jamás la brecha.

De esas columnas mas de 400 procedieron de Jerusalen, Egipto, Numidia, etc., y son de ricos mármoles de colores y preciosos jaspes; las demas, muy inferiores en calidad, salieron de las canteras de la provincia de Córdoba ó de Granada. ¡Imagínese el maravilloso efecto que produciría esa mezquita llena de moros é iluminada por 400 lámparas que tenia, sin que la vista fuera interrumpida en ninguna direccion, fuese recta ú oblicua!

D. Álvaro dirigió una mirada oblicua a la doncella y se apresuró a decir, algo acortado: Despáchate pronto y enséñale el gabinete azul. Si desea dormir en otro lado, puedes mostrarle también el que llamáis cuarto del obispo. Otra vez quedó solo y otra vez emprendió su paseo nervioso de un ángulo a otro de la cámara.

Esto , de adentro, muy cerca aún, el maligno malacara respondía a sus desesperados relinchos, con un relinchillo a boca llena. Hasta que esa mañana el viejo alazán halló la brecha muy sencillamente: Cruzando por frente al chircal que desde el monte avanzaba cincuenta metros en el campo, vió un vago sendero que lo condujo en perfecta línea oblicua al monte.

Habían ya llegado al cortijo casi todas las bandas de trabajadores y en la puerta de la gañanía sacudíanse mantas y refajos, derramando a chorros el agua sucia, cuando Rafael se fijó en un pequeño grupo rezagado que se aproximaba lentamente bajo la cortina oblicua de la lluvia. Eran dos hombres y un borriquillo cargado con un serón, bajo el cual apenas si asomaban las orejas y la cola.

Después de mascullar las buenas tardes se fué a sentar en el rincón de costumbre, perseguido por las miradas burlonas de las costureras, a quienes por ésta y otras razones, tenía declarado odio eterno. Después de pagarles aquella risueña acogida con otra mirada oblicua y feroz, guardó silencio por algunos minutos.

En efecto, el otro, tras breve hesitación, había avanzado, pero no directamente sobre ellos como antes, sino en línea oblicua y en apariencia errónea, pero que debía llevarlo justo al encuentro de míster Jones. Los perros comprendieron que esta vez todo concluía, porque su patrón continuaba caminando a igual paso como un autómata, sin darse cuenta de nada. El otro llegaba ya.

Palabra del Dia

bagani

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