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Actualizado: 13 de mayo de 2025
¿Por qué se asusta usted tanto, tío? exclamaba don Pedro gozando en sus adentros con la mortificación y asombro del viejo hidalgo . ¿Hay impedimento? ¿Tiene Nucha otro novio? Comenzó don Manuel a poner mil objeciones, callándose algunas que no eran para dichas.
En la ya citada respuesta á las objeciones recogidas por el P. Mersenne, se halla el siguiente pasaje: «He leido con mucha satisfaccion las observaciones que me habeis hecho sobre mi primer tratado de la filosofía, porque ellas me dan á conocer vuestra benevolencia para conmigo, vuestra piedad hácia Dios, y el cuidado que os tomais por el progreso de su gloria.
En aquel punto y hora, mientras corrían las fuentes de arroz con leche, canela y azúcar, y se agotaban las copas de tostado, llegaba a su periodo álgido la disputa, y se entreoían argumentos, proposiciones, objeciones y silogismos. Nego majorem.... Probo minorem. Eh.... Boán, que con mucho disimulo me estás echando abajo la gracia....
En lo más obscuro de la noche, en medio de los bosques o en las llanuras sin límites, perdidos sus compañeros, extraviados, da una vuelta en círculo de ellos, observa los árboles; si no los hay, se desmonta, se inclina a tierra, examina algunos matorrales y se orienta de la altura en que se halla, monta en seguida, y les dice para asegurarlos: «Estamos en dereseras de tal lugar, a tantas leguas de las habitaciones; el camino ha de ir al sur», y se dirige hacia el rumbo que señala, tranquilo, sin prisa de encontrarlo, y sin responder a las objeciones que el temor o la fascinación sugiere a los otros.
Facundo satisface todos las objeciones, y el infeliz padre, no sabiendo lo que se dice y creyendo cortar aquel mercado abominable, propone que se le haga un documento... Facundo toma la pluma y extiende la seguridad requerida, pasando papel y pluma al padre para que firme en convenio.
Dentro de un siglo las gentes se asombrarán tal vez al enterarse de que hubo escritores que presenciaron el nacimiento de la cinematografía y no hicieron caso de ella, apreciándola como una diversión pueril y frívola, buena únicamente para el vulgo ignorante. Conozco todas las objeciones contra el cinematógrafo y su creciente difusión.
Este es el carácter propio de nuestro espíritu de formar proposiciones generales por el conocimiento de las particulares.» No siempre se expresa Descartes con la misma lucidez; se conoce que las objeciones de sus adversarios le hacian meditar mas profundamente su doctrina, y contribuian á que aclarase sus ideas.
Don Carlos era violento en el mandar y no admitía objeciones de las mujeres, sobre todo cuando ya habían pasado de cierta edad. El patrón aún está muy verde decía Sebastiana á sus amigas ; y como una ya va para vieja, resulta que otras más tiernas son las que reciben las sonrisas y las palabras lindas, y para mí sólo quedan los gritos y el amenazarme con el rebenque.
El señor Le Bris se había levantado para ofrecer su silla a la pobre mujer que corría sin descanso desde por la mañana. Con los codos sobre la cama, frente a frente del duque, escuchó con los ojos cerrados todo lo que aquél quiso decirle. El viejo, inconstante como un hombre cuya razón vacila, había olvidado sus propias objeciones.
A pesar de la delicadeza de don Víctor, quedó decretado que su mujer y él y los criados que quisieran llevar, irían a pasar aquellos meses que pedía Benítez en el Vivero, donde serían dueños absolutos.... Nada, nada, los Marqueses no admitieron objeciones. «¿No eran parientes?». «Cierto que sí» tuvo que responder, muy orgulloso, Quintanar.
Palabra del Dia
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