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Quedó en el timón el tío Chispas, un tiburón desdentado, que acogió con gruñidos de impaciencia las últimas indicaciones del patrón, y junto a él su protegido Juanillo, un novato que hacía en el San Rafael su primer viaje, y le estaba muy agradecido al viejo, pues gracias a él había entrado en la tripulación, matando así su hambre, que no era poca.

Allí está el novio, ese joven delgado, moreno, de andar lento que las sigue y que saluda con aire protector á los tres amigos que se ríen de él... es un mártir de sus ideas, de su consecuencia. El novato se sintió lleno de admiracion y respeto hácia el joven.

No hemos encontrado billetes... A propósito, tenemos un palco, repuso Makaraig; Basilio no puede venir... vengan ustedes con nosotros. Tadeo no se hizo repetir la invitacion. El novato, temiendo molestar, con la timidez propia de todo indio provinciano, se escusó y no hubo medio de hacerle entrar.

Su vista acabó de serenar al conde, porque casi excedía aquella suma a la que tenía él de banca, y ya imaginaba que iba a ganársela al novato. No hay que calentarse mucho la cabeza en este juego dijo D. Luis . Ya me parece que le entiendo. Pongo dinero a una carta, y si sale la carta, gano, y si sale la contraria, gana Vd. Así es, amiguito; tiene Vd. un entendimiento macho.

Al fin se va prosiguiendo poco á poco; y si es obra que con cercenar y añadir puede tener salida, vanle haziendo sus cotas á la margen: mas si es rematada del todo, leida la primera, ó quando mucho segunda jornada, dan por visto lo que resta, y despiden; ó por el respeto que se deve al introductor, alegran al novato con dezir la hizieran con mucho gusto si no les faltara tiempo para estudiarla.

Era el capitán de todas las fechorías perpetradas en el colegio, de noche, burlando la vigilancia de los Padres, bien para hacer un escalo en la despensa y proveerse de víveres, bien para efectuar un bromazo, eligiendo por víctima a un desdichado novato sin experiencia.

¡Ca, hombre! ¡Yo no pido nunca favores! dice magestuosamente Tadeo; los hago, pero desinteresadamente. El novato se muerde los labios, se queda más pequeño y pone una respetuosa distancia entre él y su compoblano.

El novato le admira, le escucha embobado y se cuida muy bien de ponerse á la izquierda. Tadeo, ¡¡amigo de magistrados y gobernadores!! Y Tadeo le nombra todas las personas que llegan y, cuando no las conoce, inventa apellidos, historias y da curiosos detalles.

¡Ah! es el comerciante F que todo lo falsifica hasta su de bautismo; quiere á toda costa ser mestizo español y hace heroicos esfuerzos por olvidarse de su idioma. Pero, sus hijas son muy blancas... ¡, razon por la cual el arroz ha subido de precio y eso que no comen más que pan! El novato no comprende la relacion del precio del arroz con la blancura de aquellas muchachas.

Y cuando faltaban los pedestres para mantener la admiracion del novato, abusaba de los coches flamantes que desfilaban; Tadeo saludaba graciosamente, hacía un signo amistoso con la mano, soltaba un ¡adios! familiar. ¿Quién es? ¡Bah! contesta negligentemente; el Gobernador Civil... el Segundo Cabo... el magistrado tal... la señora de... ¡amigos míos!