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Actualizado: 1 de junio de 2025
En sus toldos se encontraron cuatro cotas de malla de acero, 58 lomillos y 131 lanzas; 11 de las que en otras ocasiones les habian tomado á los nuestros, y las 20 suyas: dos llaves de fusil del Rey, una plancha de otra, varias menudencias, como algunos frenos chapeados, espuelas de plata, tembladeras y otros chismes de este uso.
Y estando prevenidos, á cosa de las once ó doce del dia, se vió venir la indiada, formada en batalla con sus armas, coletos y algunas cotas de malla: y estando á distancia de cuatro cuadras de nosotros, largaron sus caballos, y á todo correr, tomando nuestro costado izquierdo, pasaron del otro lado de la laguna por nuestra retaguardia, dando vuelta por nuestro frente, lo que egecutaron por dos ocasiones, formándose por nuestro costado izquierdo.
Trataré de describir el orden y aparato de aquel ejército siguiendo fielmente la veraz, escrupulosa y auténtica narración de mi amigo el Flos sanctorum. Delante marchaban unos heraldos llamados Artículos, vestidos con magníficas dalmáticas y cotas de finísimo acero: no llevaban armas, y sí los escudos de sus señores los Sustantivos que venían un poco más atrás.
Marchaba primero el ilustre poeta García de Resende, recopilador del Cancionero que lleva su nombre, y Secretario de la Embajada, y le seguían los reyes de armas de Portugal con sus lucientes cotas y los maceros del Papa, que precedían al Embajador Tristán de Acuña.
En casa de Venialvo se juntaron Con cotas, arcabuces, morriones: A la gente plebeya convocaron, Con sus fingidas causas y razones. Su maldito designo confirmaron, Vencidos de livianas pretensiones, Su muger al de Leiva le decia, Que su pescuezo
Arqueros y hombres de armas se calaron á toda prisa los cascos, endosaron cotas de malla y coletos, asieron sus respectivas armas y en dos minutos quedó perfectamente formada la Guardia Blanca. Poco después llegó el barón al trote de su brioso corcel y contempló con evidente satisfacción el marcial aspecto de su gente.
Después ordenábamos su colección de armas, los cascos de oro con anchas carrilleras, las corazas, las cotas de mallas y esos largos sables de mandoble que requirieron su caballero templario y con los cuales puede abrirse el vientre tan bien.
Al fin se va prosiguiendo poco á poco; y si es obra que con cercenar y añadir puede tener salida, vanle haziendo sus cotas á la margen: mas si es rematada del todo, leida la primera, ó quando mucho segunda jornada, dan por visto lo que resta, y despiden; ó por el respeto que se deve al introductor, alegran al novato con dezir la hizieran con mucho gusto si no les faltara tiempo para estudiarla.
La sacristía estaba casi a oscuras; dos monaguillos vestidos con sus cotas rojas han tomado sendos faroles opacos, sucios, goteados de cera; el clérigo se ha puesto una estola y los tres, con el sacristán, han salido a la iglesia. Azorín se ha quedado en la sacristía. Estaba sentado en un amplio sillón, junto a la larga cajonería de nogal. ¿En qué pensaba Azorín?
Además, los escoceses son por lo general muy pobres, aun sus jefes, y pocos de ellos pueden comprarse una cota de malla tan modesta como la que yo llevo puesta. De aquí que luchen con gran desventaja contra nuestros caballeros, muchos de los cuales llevan encima yelmos, petos, manoplas y cotas que representan el valor de cuatro ó seis mayorazgos escoceses.
Palabra del Dia
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