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Actualizado: 25 de mayo de 2025
Aunque después de curado de las penas de las dos pérdidas, en el mismo orden cronológico en que habían ocurrido la de la esposa y la del ojo, se vio joven y robusto y rico, no sintió las menores tentaciones de volver a casarse, entre otros motivos, por el muy noble y honroso de no dar una madrastra a su hija, que se criaba como un rollo de manteca al cuidado de una juiciosa y madura ama de gobierno, después de haberla dejado de su mano la nodriza.
Y como había resuelto ser cada día más activo y menos soñador; hombre práctico como los demás, como los que ganan dinero, para ganarlo también por amor de su Antonio, dejó sus cavilaciones, se levantó, montó a caballo, y por aquellas quintanas y callejas adelante, de puerta en puerta, fue buscando lo que necesitaba, nodriza para casa de los padres, y natural de Raíces, de donde eran oriundos los Reyes.
Yo fui el fruto de aquel error. »Mi madre no pudo disimular su falta a sus padres, y éstos, aunque cariñosos y buenos, eran demasiado orgullosos para tolerar que Jaime Evrard la reparase. Se limitaron a tomar las precauciones necesarias para ocultar mi nacimiento a todo el mundo, y me enviaron con mi nodriza a esta aldea, donde fui bautizada bajo los auspicios de la señora priora.
D. Laureano Romadonga iba de paseo en la misma dirección en compañía de su querida; una nodriza delante llevando en brazos un niño. La chula vestía ya de señora con capota y sombrilla: no le sentaba mal. Por iniciativa de Rivera, al tiempo de cruzar a su lado sacaron todos la cabeza por las ventanillas y gritaron: ¡Adiós, D. Laureano! ¡Adiós! El viejo seductor saludó visiblemente molestado.
Varias muchachas, que se bañaban con Echeloría, huyeron con espanto de aquella zalagarda, y, saltando en tierra, alarmaron con sus gemidos y sollozos a la nodriza, que estaba en éxtasis y de nada se había percatado. En cambio, apenas se enteró de lo ocurrido, se extremó en hacer muestras de su dolor.
La duquesita dio teta al hijo de Manuela durante tres días, al cabo de los cuales, doblegándose ante la enérgica actitud de su esposo, devolvió el niño a la madre, prendiendo entre los pañales un billete de Banco para que pudiese pagar nodriza.
En cambio, su sobrino Miguel le adoraba: ya de niño ansiaba volar a él desde los brazos de la nodriza: el tufo de los perfumes que gastaba, el roce de aquellas sedosas patillas al besarle, y sobre todo, la franca alegría que respiraba, le habían seducido siempre y aún le tenían completamente subyugado. Pierde cuidado, Fernando dijo gravemente el real mozo.
Los tertulios fueron depositando un beso en la frente de la criatura, procurando no despertarla, y la nodriza se retiró. Terminaron al fin las vistas. Romillo guardó su estereoscopio, no sin recibir antes algunas miradas como saetazos del indignado Hojeda.
Más desconfiado, Tomás Rider observó que aquella gente de Red-Dog podía cambiarlo y endosarles otro, incredulidad respecto a la honradez de los vecinos campamentos que prevalecía en Campo Rodrigo tocante a todos los asuntos. La proposición de tomar una nodriza encontró también en la asamblea una oposición formidable.
Después cogía en la boca un buche de agua y algunos granos de algarroba, y metiéndose el pico en la boca... les daba de comer... Era la paloma madre de los tiernos pichoncitos... Luego les daba su calor natural... les arrullaba, les hacía rorrooó... les cantaba canciones de nodriza... ¡Pobre Fortunata, pobre Pitusa!... ¿Te he dicho que la llamaban la Pitusa? ¿No?... pues te lo digo ahora.
Palabra del Dia
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