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El extraño aspecto de aquella vieja mansión y sus muchas históricas tradiciones produjeron en algunos recelos, según parece, pues me encontré pensando en robos, ladrones y visitantes nocturnos. Otra vez me puse a escuchar con toda atención. ¡Quizá no era más que un sirviente, después de todo!

En los primeros años del siglo XIX comenzó en Sevilla la decadencia de los rosarios nocturnos, que después de los tres años de invasión francesa no volvieron ya á su antiguo esplendor, y disueltas ó extinguidas más tarde las hermandades, sólo queda como menguado recuerdo de aquellos actos de religión, en que nuestros abuelos pasaban el tiempo, el rosario de la aurora, que aún sale tres veces al año de la capilla de la Angustia, en las gradas de la Catedral.

Sin poder apartar sus ojos de esa vaga silueta, el inspector general se dejó dulcemente deslizar hacia las mayores profundidades del recuerdo, y escuchando los nocturnos rumores de los campos y de los bosques fue perdiendo poco a poco la noción de los días y de los años...

La más antigua, de que tenemos noticia, se organizó en la casa de Hernán Cortés, y fué presidida por él . Las más famosas de la época, y las que más nos interesan, son la Academia imitatoria, que se fundó en Madrid en 1586 ; la de los Nocturnos, que celebró sus sesiones en Valencia en 1591 , y La Academia selvaje, fundada en Madrid en 1612 . Las innumerables referencias que se hacen á otras, prueban que estas corporaciones, de origen extranjero, se extendieron por España casi tanto como en su patria primitiva . De ordinario se ponían bajo la protección de los primeros dignatarios del Estado; sus miembros eran famosos poetas y numerosos aficionados á la poesía, grandes de primera clase y ciudadanos de humilde cuna, siempre que tuviesen las cualidades necesarias.

La voz calló, mas el piano fué alentado por el genio de mi buena amiga, arrancando de sus cuerdas uno de los más sublimes nocturnos. Las últimas notas se confundieron con el gorjeo de un precioso pájaro, de plumaje tan bello como armonioso era su canto, que alojaba una dorada jaula pendiente de uno de los huecos de la caída. ¿Ese pájaro es de China? dije á mi amiga.

Y el buen caballero solía responderle, pensando en el crimen que acababa de leer: Tienes razón, camarada; yo, en tu caso, es posible que lo hiciera. Por nada en el mundo dejaría don Melchor de dar sus paseos matutinos, vespertinos y nocturnos por la punta del Peón. En vida de su mujer, cuando estaba acatarrado, veíase precisado a prescindir de estas visitas, y era lo que más le atormentaba.

La Academia de los Nocturnos, asociación literaria de los ingenios de Valencia, consagrada á investigaciones científicas y á trabajos poéticos, celebró su primera sesión el 4 de octubre de 1591 . Entre los individuos de esta Academia, cuyos nombres se conservan, contábanse los poetas valencianos más famosos, que descollaban en la literatura dramática, como fueron Tárrega, Aguilar, Boyl, Ferrer, Beneyto y Guillén de Castro.

Actualmente sólo funciona un teatro en San Sebastián. No hay espectáculos. No hay baile. No hay restaurants nocturnos... ni apenas diurnos. Juan Jacobo Rousseau experimentaría un serio disgusto al ver que el Casino va venciendo. Anatole France, en cambio, para quien la civilización es una lucha constante del hombre contra la Naturaleza, sonreiría encantado.

En la actualidad, la llave de oro es el ábrete sésamo de las puertas de la sangre más azul de Inglaterra. Ya no existen los viejos círculos exclusivistas, o, si hay algunos, han quedado obscurecidos y no tienen importancia. Las damas asisten a los salones-conciertos y se jactan de concurrir a los clubs nocturnos.

Despues de la caida del sol volvia á reunirse en coro el clero parroquial para cantar vísperas; y durante la noche se decian los nocturnos, en tres tiempos, lo mismo que las horas. Cada dia el rector con su clero celebraba en la parroquia los divinos oficios con esta distribucion de horas y nocturnos, y con diferencia de himnos y oraciones segun se rezaba de santo mártir, ó confesor, ó vírgen.