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Actualizado: 15 de junio de 2025
La Santa fué pues biznieta por la linea materna del emperador Federico 2.º, y por la paterna nieta de D. Jaime el Conquistador, hermana de D. Alonso 3.º el Liberal, de D. Jaime 2.º llamado el Justo, y de D. Fadrique rey de Sicilia. Llamóse Isabel, segun Dormer, por la reina de Ungria Santa Isabel, hermana de Doña Violante su abuela, muger de D. Jaime el Conquistador.
Arrojando este último grito, que agonizó en su garganta, el anciano, inútilmente sostenido por las manos piadosas de su nieta, cayó como aniquilado en su sillón. A un signo imperioso de la señorita Laroque, salí. Hallé el camino como pude á través del dédalo de corredores y de escaleras, lamentándome vivamente de lo inoportuno que había estado en mi entrevista con el viejo capitán de L'Aimable.
No era ningún delito, aunque pudiese pasar por extravagancia, el que estuviese enamorado de aquella muchacha que podía ser su nieta. El haber ido a su casa todas las noches durante algunas semanas apenas le parecía imprudente y digno de censura.
Estuvo casado con Aldonza de San Pedro, hija de Diego de San Juan y nieta de Andrés de San Cristóbal. Sospechábase en el pueblo que no era cristiana vieja, aun viéndola con canas y rota, aunque ella, por los nombres y sobrenombres de sus pasados, quiso esforzar que era descendiente de la gloria.
Y cuando llegaba aquí lloraba el pobre anciano, daba a su nieta un sonoro beso en la frente; y después, casi siempre la hacía un regalo. Ella le entretenía hasta hacerle reír con el relato de sus travesuras de colegiala, o con el de los recursos a que apelaba para templar la iracundia de su hermano, cada vez que, por obra de caridad, se acercaba a él; y así llegaba la hora de marcharse.
Mas sin embargo de ser D. Fernando tan previsor, y de inspeccionar tanto las cosas que le eran anejas, parece que estas voces las tomó por vagas, y no se cuidó de ellas; asi es, que dichos personajes atribuian la indolencia de D. Fernando en este punto, al miedo ó al escesivo amor que profesaba á Doña Isabel, la cual unia á los vínculos de esposa, el ser nieta de su hermano.
Y escribir respondió la vieja ; que a mi nieta hela criado yo como si fuera hija de un letrado. Abrió el caballero el papel, y vió que venía dentro dél un escudo de oro, y dijo: En verdad, Preciosa, que trae esta carta el porte dentro: toma este escudo que en el romance viene. Basta dijo Preciosa , que me ha tratado de pobre el poeta.
Mi tío subía la escalera envuelto en una reserva absoluta mientras que su mujer no cesaba de contarle todo lo que había visto y comprado en el día, en trapos y alhajas, colgándosele del brazo y representándole toda una comedia de cariños digna de una nieta que pretende engañar al abuelo. Subimos y entramos en el salón.
Pero, en realidad, señora ¿se cree usted de esta época?... Usted, abuela, ¿comprende todos los pensamientos de su nieta? Verdaderamente no repuso la abuela confusa. Todo lo que oigo ahora es tan contrario a lo que se decía y se pensaba en mi juventud, que no puedo acostumbrarme... Esta Magdalena me trastorna. ¿Yo? balbucí sorprendida.
En el alivio andaban de su luto, harto aliviado desde el primer día, cuando el abuelo, que en virtud de su avanzada edad y de sus incurables padecimientos, había consentido en cambiar su soledad por la compañía de sus hijos, llamando a la nieta a su gabinete una mañana, la dijo con voz entrecortada y sepulcral: Me muero, sin remedio, antes del mediodía.
Palabra del Dia
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