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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Todo esto lo notó Lucía, más con el instinto que con el entendimiento, porque, inexperta y bisoña, no había llegado aún a dominar la filosofía del traje, en que tan maestras son las mujeres. A su vez la consideraba Artegui como aquel que, volviendo de países nevados y desiertos, mira a un vallecillo alegre que por casualidad encuentra en el camino.
En fin, las del Mar-de-hielo y la Flégère son las preferidas por los que desean observar de cerca los nevados y aman las excursiones á caballo ó en silla de manos. Nosotros resolvimos trepar al Montanvers por la mañana, en solicitud del «Mar-de-hielo», y visitar por la tarde, á pié, las cascadas de los Peregrinos y el Dard y la nevera de «Bossons.»
Con qué cuidado saqué de la gran caja, uno por uno, temeroso de romperlos, aquella multitud de zagalas y rabadanes que tejían danzas cerca del portal, y aquellos magos que seguidos de criados y soldados, tan suntuosos de vestidos como sus señores, y jinetes en caballos, elefantes y camellos, debían ser lo más lindo de aquel belén que tendría chozas y palacios, caminos de hierro y barcos de vapor, volcanes nevados, cascadas de brea, lagunas de cristal pobladas de ánades y garzas, catedrales y mezquitas, feroces beduinos y apuestos charros mexicanos que perseguían con el lazo al aire las reses montaraces.
La constante contemplacion de los nevados, los abismos, las cascadas, los torrentes, los bosques solitarios y salvajes, los ganados de cria, los cuadrúpedos y pájaros silvestres, los sublimes ó risueños paisajes que rodean los chalets, y todas las obras de esa incomparable y fecundísima artista que llamanos Naturaleza; esa contemplacion, digo, y el espectáculo del cielo, y las armonías de mil rumores preñados de misterio y poesía, no pueden ménos que inspirar al pastor de los Alpes, del Jura y otras montañas, ese genio artístico que le permite fabricar objetos cuya gracia y finura maravillan al viajero.
Del lado opuesto, hácia el S. y S-E., ese territorio arranca en la extensa línea de colosales nevados de los Alpes que separan las hoyas del Ródano, el Aar y el Reuss, y de este modo parte límites con los cantones de Vaud, Valles y Urí.
Al volver un recodo del desfiladero se encuentra la union de las estrechas gargantas ú hoyas del Agua-Negra y del Trient, riachuelo que desciende del extremo setentrional de los nevados que forman la cadena del Monte-Blanco. La Saboya ha terminado, y el país suizo, lleno de encanto y majestad, desarrolla sus contrastes de ricos y complicados valles y montañas colosales y abruptas.
Si pasa desde el fondo de las simas á la arista de los precipicios y en todas las variadas formas que se ofrecen á la vista, conserva el monte su inmaculada blancura. Si ilumina el sol la superficie de la nieve, se ven brillar innumerables diamantes; si el cielo aparece bajo y ceniciento, los elementos parece que se confunden. Jirones de nubes y montecillos nevados no se diferencian unos de otros.
Pocos minutos pararon y la luz apareció clara y purísima en las alturas del cielo; vímos que comenzaban á brillar las cúpulas de los mas altos y lejanos nevados, miéntras que la gran masa del panorama estaba cubierta de profundas sombras.
Ellas son de orígen complejo, puesto que las causas no solo existen en la exposicion de los lugares á los vientos frios de los nevados, la naturaleza de las aguas y del aire atmosférico y un vicio tradicional ó hereditario en la constitucion orgánica, sino tambien en el desaseo, la vida sedentaria y las preocupaciones.
Walther El pastor cuenta que hay una magia en esos árboles, y que, cuando un hombre los ha maltratado, su mano sale de la fosa después de su muerte. Tell Hay una magia en esos árboles, es cierto. ¿Ves allá, a lo lejos, esas altas montañas cuya punta blanca se levanta hasta el cielo? Walther Son los nevados que durante la noche resuenan como el trueno y de donde caen las avalanchas.
Palabra del Dia
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