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De estas observaciones se desprende que para aquel salón, donde se colocaban cuadros alegóricos, alusivos a las grandezas de la monarquía, debió de ser encargado el de la Expulsión de los moriscos y que existiendo allí ya el citado de Ticiano, que aún se conserva en el Museo del Prado al gusto del gran veneciano, se amoldaría Velázquez.

Finalmente, en el primer catalogo que se hizo del que hoy se llama Museo del Prado, esta incluido el cuadro con el núm. 149 y citado de este modo: Velázquez.

Aunque los Ingleses no se pican mucho de fuertes en las bellas artes ni de selectos en sus colecciones de cuadros en los museos públicos, el museo del Hospital contiene algunas cosas buenas. De resto, el salon contiene muchas reliquias, modelos de navíos, armas, instrumentos náuticos y todo lo que, interesando á la marina de guerra, se refiere á los hechos históricos mas notables.

Visto el museo, la comitiva regia salió de nuevo, pasando al edificio de la Lonja, cuya planta baja recorrió el Bonaparte, muy complacido al parecer y haciendo notar la semejanza que encontraba entre aquel edificio y los otros del tiempo de Felipe II que había visitado, subiendo al piso principal, donde se encontraba el Archivo de Indias.

En cambio, sin salir del mismo peñón, se descubrían al Norte, donde había poco sol, helechos de los países fríos, vegetaciones de los Vosgos, llegadas hasta allí nadie sabía cómo para arraigarse frente al Mediterráneo. Alicia, no queriendo aparecer menos instruída, habló de los jardines de San Martino. No los había visitado, pero sospechaba que estaban entre el Museo Oceanográfico y la Catedral.

Marcharon lentamente, con una placidez igual á la del sereno crepúsculo. Al salir de los jardines hicieron un alto frente al Museo. ¡Volver por el mismo camino!... Miguel descubrió á un lado del edificio una escalinata rústica tallada á trechos en la roca y completada en las oquedades con peldaños de ladrillos.

Ambos son retrato del Conde-Duque: el primero esta en el Museo de Berlín, y el segundo, que tiene marcado aspecto de lamina hecha para libro, en la Biblioteca Nacional de Madrid. Don Juan de Butrón. Discursos apologéticos en que se defiende la ingenuidad del arte de la pintura. Madrid, MDCXXVI.

De que sea Juan de Pareja, no cabe duda, porque la fisonomía del mulato es la misma que la de la figura donde él se retrató en su cuadro la Vocación de San Mateo, que esta en el Museo del Prado .

El Museo de pinturas de Sevilla es por solo un tesoro inmenso, aún á los ojos del que ha conocido los de Madrid, Paris, Dresde, Ambéres y otras ciudades europeas. Sinembargo, no todo el Museo merece tal reputacion.

Ese edificio, cuyas formas son graciosísimas, es un museo de incomparable valor, desde la entrada hasta los mas recónditos aposentos. Un artista podría vivir años en aquel santuario de primores, sin cansarse nunca, sino al contrario deleitándose con la suprema embriaguez de la admiracion.