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Actualizado: 9 de junio de 2025


De los enemigos murieron 106, en que se deben contar algunas mugeres y chicos, que en la confusion no se pudo evitar su estrago; y hubiera sido total, á no contener yo el justo despique de los nuestros: digo justo, porque algunos llevaban consigo el reciente dolor de la muerte inhumana de aquellos mismos bárbaros; y lo mas, la total disolucion de sus haciendas y campos.

A los 3 de junio hizo un calor tan excesivo y ardía tanto el sol, que teníamos por cierto que era fuego que los enemigos habían puesto á la campaña; y como había cuatro días que eran perdidos los pozos y no habían aún comenzado á dar agua de ración, padescióse tanto de sed, que murieron más de 50 hombres, sin más de 300 que quedaron muy al cabo, tendidos en tierra, dando voces por agua.

Al segundo dia de su marcha supieron la retirada de los nuestros por los mismos indios, pero con todo no desistieron del empeño de caminar; en cuya vista los indios aquella noche hicieron su consejo, y resolvieron atacarlos á la mañana, y si posible fuese acabarlos: con efecto presentaron la batalla en la que pelearon unos y otros con grande valor, y que duró algunas horas, pues disputaban con iguales armas: murieron un sin número de indios y bastantes españoles, pero quedó el campo por estos, aunque con la muerte de su esforzado capitan.

Inutilidad del Santo Oficio de la Inquisicion para desarraigar el judaismo en España. Personas notables que murieron quemadas por judaizantes. Noticia de algunos autos de fe contra judíos hasta el año de 1800. Estincion del tribunal. Estincion de los judíos en España. Los judíos, admitidos en Portugal, no fueron menos infelices que los demás espulsos de España.

No hay que tomarlo así, hombre. Son cosas de la vida. El chico ha muerto donde murieron todos nuestros parientes, donde moriremos nosotros. Todo es cuestión de más pronto o más tarde... Pero ahora, a lo que estamos; a pensar que somos unos pobres. Y preparando dos nudos corredizos apresó el cuerpo del atún y lo llevó a remolque de la barca, tiñendo con sangre las espumas de la estela.

Juan de la Concepción», la llamaron de los arrecifes: á 2 de Febrero surgieron en un puerto de ella que denominaron Málaga, en altura de siete grados: detuviéronse refrescando en ella un mes; quiso poblar aquí Villalobos, que no lo hizo por haberla experimentado de intemperie grave; tomóse con los acostumbrados actos posesión de ella por la corona de Castilla: pusieron al lugar determinado para la fundación Cæsarea Caroli: por los vientos contrarios y fuerza de las corrientes fueron forzados la vuelta del Sur: arribaron á Sarragan: asentaron con los naturales paces, de que se arrepintieron muy pronto; pusiéronse en armas, y aunque se les importunó á que les vendiesen bastimentos, no hubo modo de reducirlos: usóse primero de todos aquellos medios que dicta la benevolencia: hizo la fuerza lo que no pudo el agrado: acometióse el pueblo: hicieron resistencia, pero se dieron á la fuga; no fueron seguidos pensando se reducirían con el escarmiento; no fué el vencimiento sin costa de sangre: fueron heridos algunos de los nuestros, de los que murieron seis».

Allí, con su torre como la flor de la magnolia, está la pagoda de Cambodia, la tierra donde ya no viven, porque murieron por la libertad, aquellos Kmers que hacían templos más altos que los montes.

Además, todos los que se habían considerado héroes y personajes importantes durante la dominación masculina fueron enviados á islas remotas, y murieron obscuramente, lo mismo que Eulame. Quedaron en poder de las mujeres escuelas y universidades, y sólo se dió en ellas una instrucción de acuerdo con las órdenes del gobierno.

, señor; pero parientes lejanos; mi madre y mis otros hermanos murieron hace mucho tiempo... mi hermana se casó hace cuatro años... vive allá... ve... derecho a ese rosal... ¡Ah! agregó repentinamente dirigiéndose a la planta, vean qué dos pimpollos tan lindos, ¿eh? y cortándolos volvió con ellos al camino diciendo al separarlos pues estaban en un mismo gajo: uno para usted... y otro para usted...

Dos que había buenos, del uno se servía el Visorrey y del otro tomaba quien podía. Con toda esta carestía, no se dió paga entera á los soldados desde que partimos de Mesina hasta que se perdió el fuerte, sino dos escudos en tres veces que les dieron socorro, y así murieron muy muchos por no tener dineros con que gobernarse.

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