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Actualizado: 9 de junio de 2025


No hemos hablado de nada, puede decirse, pero su sola presencia y su ternura expresaban muchísimo; he llorado mucho; todas aquellas personas, todos aquellos objetos que amaron o fueron amados por mis hijos, despiertan en mi corazón recuerdos de tristeza. ¡Triste de !... esta época tan lúgubre de mi vida la lloraré siempre, ¿no habrá para consuelo? creo que ; y hasta tengo la certeza absoluta de volver a ver a los seres queridos que murieron para este mundo. ¡Qué dicha la de poseer una fe como la mía!

Aunque efectivamente saquearon en algunas de las islas, embarcando hasta las campanas, no alcanzó la ganancia á costear la jornada, ni el daño que hicieron á compensar las pérdidas propias. Murieron de enfermedad el General, todos los capitanes, menos dos, y las tres cuartas partes de la gente; de modo que á duras penas volvieron los bajeles á Holanda. Así lo cuenta Palma Cayet.

De veras que era pobre la casa de Loppi: las arañas no hacían telas en sus rincones porque no había allí moscas que coger, y dos ratones que entraron extraviados, se murieron de hambre.

Pero vamos a cuentas: todo eso es, como quien dice, soñado. Claro: ¿no has oído que me quedé dormida en el sillón?... Como que esos dos señores que estuvieron a visitarme, se murieron hace treinta años, cuando yo era novia de Antonio... figúrate... y García de los Antrines era muy viejo entonces.

Los caballos se muriéron de cansancio; se les acabáron las provisiones; y se mantuviéron por espacio de un mes con frutas silvestres. Al cabo se halláron á orillas de un riachuelo poblado de cocos, que les conserváron la vida y la esperanza.

Gracias a , Electra, no se verá roto el hilo que une a cada criatura con las criaturas que fueron, y con las que aún viven... Y si hoy me determino a plantear esta cuestión, es porque... porque hace tiempo que me asedia el temor de las muertes repentinas. Mi padre y mi hermano murieron como heridos del rayo. No me sorprenda la muerte dejando a esta preciosa existencia sin amparo.

Compró un automóvil «Ford», un perro-policía, y un Diccionario de la Academia. En cambio sus hermanos se arruinaron: el café se perdió, y las vacas de ordeña se murieron; el cacao bajó de precio y los panaderos y reposteros se declararon en perpétua huelga.

En una palabra, gentleman: acabó el ejército y la flota de los hombres en todas las naciones de nuestra raza. Murieron muchísimos al intentar la resistencia, y los supervivientes quedaron aterrados después de una derrota tan inesperada y completa.

Sabido es de qué modo muriéron Creso, Astyages, Dario, Dionisio de Syracusa, Pyrro, Perseo, Hanibal, Jugurta, Ariovisto, César, Pompeyo, Neron, Oton, Vitelio, Domiciano, Ricardo II de Inglaterra, Eduardo II, Henrique VI, Ricardo III, María Estuardo, Carlos I, los tres Henriques de Francia, el emperador Heririque IV, el rey godo Don Rodrigo, Don Alvaro de Luna; y nadie ignora... Tampoco ignoro yo, dixo Cundido, que es menester cultivar nuestra huerta.

La gente va marchando, pero viendo Que los tristes, que fueron delanteros, Murieron, del negocio se temiendo, Quisieran hallar todos agujeros. Salazar desmayò que va rigiendo; Desmayan los soldados compañeros, Que tantas flechas ven venir lloviendo, Que la tierra con ellas van cubriendo.

Palabra del Dia

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