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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Pero dos valerosos, dos maestros, Dos lumbreras de Apolo, dos soldados, Unicos en hablar, y en obrar diestros: Del monte puestos en opuestos lados Tanto apretaron á la turba multa, Que volvieron atras los encumbrados. Es GREGORIO DE ANGULO el que sepulta La canalla, y con él PEDRO DE SOTO, De prodigioso ingenio, y vena culta.

Defendiendo a cierto criminal captó a los jueces con su donaire; pero como el fiscal apelase de la benigna sentencia dictada, el reo fué condenado a muerte, y Luis Vélez a pagar una multa.

Aquella multa era una amenaza para el calzado de sus hijos; iba á llevarse el montoncito de ochavos recogido por Teresa para comprar alpargatas nuevas á los pequeños. Al pasar frente á la taberna, se ocultó Pimentó con la excusa de llenar el porrón, y sus amigos fingieron no ver á Batiste. Su aspecto de hombre resuelto á todo imponía respeto á los enemigos.

El triple delincuente, volviéndose de mil colores é indignado por las palabras de Pimentó, no pudo contenerse: ¡Mentira y recontramentira! El tribunal se indignó ante la energía y la falta de respeto con que protestaba aquel hombre. Si no guardaba silencio, se le impondría una multa. Pero ¡gran cosa eran las multas para su reconcentrada cólera de hombre pacífico!

Primero pagó la multa, y luego se le permitió defender su pleyto ante el consejo del gran Desterliam, donde dixo así: Astros de justicia, pozos de ciencia, espejos de la verdad, que con la gravedad del plomo unís la dureza del hierro, el brillo del diamante, y no poca afinidad con el oro, siéndome permítido hablar ante esta augusta asamblea, juro por Orosmades, que nunca ni la respetable perra de la reyna, ni el sagrado caballo del rey de reyes.

Dispuso este virrey, bajo pena de cárcel y multa, que nadie pintase cruz en sitio donde pudiera ser pisada; que todos se arrodillasen al toque de oraciones; y escogió para padrino de uno de sus hijos al cocinero del convento de San Francisco, que era un negro con un jeme de jeta y fama de santidad.

Tenía la hoja arrugada, y el tono verde, antes tan lustroso, era ahora de una amarilla transparencia. Le faltaba el riego, la tanda que le había robado Pimentó con sus astucias de mal hombre, y no volvería á corresponderle hasta pasados quince días, porque el agua escaseaba. Y encima de esta desdicha, todo el rosario condenado de libras y sueldos de multa. ¡Cristo!...

Unde oportet, quod ea quæ Deus cognoscit per unum, inferiores intellectus cognoscant per multa: et tanto amplius per plura, quanto amplius intellectus inferior fuerit. Sic igitur quanto Angelus fuerit superior, tanto per pauciores species universitatem intelligibilium apprehendere poterit, et ideo oportet quod eius formæ sint universaliores, quasi ad plura se extendentes unaquæque earum.

Los amigos del orador trataron una vez más de imponerle silencio con sus risotadas. ¡Maugirón, nos estás aburriendo! ¡Una cena de multa, Maugirón! ¡Se escurre como un macarrón, este tipo! ¡Qué cursi es eso! ¡Pues no se ocupa de la magistratura!... ¡Oye! Pide una plaza de fiscal... ¡Sois todos unos idiotas! exclamo Maugirón aprovechando un momento de calma. ¡Qué grosero! dijo Marieta de Fontenoy.

Al día siguiente los examinaba el Vara de plata, y si encontraba un descuido, imponía multa. Una invención del demonio para no dejarnos dormir camarada. Cuando más, podremos descabezar un sueño. Es preciso ayudarnos. Mientras uno duerme un rato, el otro se encargará de apuntar en esas malditas máquinas. Nada de descuidos, ¿eh, novato? La paga es corta, el hambre mucha, y no estamos para multas.

Palabra del Dia

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