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Actualizado: 25 de junio de 2025


Lindante con el antiguo caserón de aspecto conventual había un gran jardín, y en su centro, una casa ceñida por macizos de verdura y sombreada por álamos y olmos seculares. Casa y jardín decían con mudas voces que en ellos habitaba mujer, y mujer joven.

Mi popularidad era inmensa; hasta caballeros, tales como usted, señor, iban a mi casa; vendí mi comercio y compré esto que está, como quien dice, en un rincón de mundo. ¿Comprenden? Una intuición poética singular hizo que mientras hablaba cambiase poco a poco de posición, de manera que las mudas ruinas del enfermo se interpusieran entre ella y sus oyentes.

Dan impulsos de traer á aquellos parajes una colmena, para probar si la vista del hogar doméstico las hace romper el encanto que las tiene convertidas en pequeñas y mudas estatuas. Es esta flor la singularidad más peregrina que hemos visto.

He soñado contigo... ¿No lo dudas? Mejor; así comprenderás al fin que hay besos más horribles que el de Judas, cerebros locos y almas de Caín. He soñado contigo... Han sido mudas horas de ensueño, horas de jardín, con los ojos abiertos a las rudas olas de olor que me brindó un jazmín. He soñado contigo... Mira; aun arde mi corazón en su postrer alarde. Mírame bien ¡oh amor! mírame bien.

21 Y siguió Giezi a Naamán; y cuando Naamán le vio que venía corriendo tras él, descendió del carro para recibirle, y dijo: ¿No hay paz? 22 Y él dijo: Paz. Mi señor me envía a decir: He aquí vinieron a en esta hora del monte de Efraín dos jóvenes de los hijos de los profetas; te ruego que les des un talento de plata, y sendas mudas de vestidos.

Salvador paseó unas cuantas calles del gran puerto francés, con aquel paso automático y febril con que había medido en Luzmela las estancias mudas del palacio.

Y él le constriñó, y ató dos talentos de plata en dos sacos, y dos mudas de vestidos, y lo puso a cuestas a dos de sus criados, que lo llevasen delante de él. 25 Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte.

18 ¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿La estatua de fundición, que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?

Entre la tierra silenciosa y las mudas tribus del mar, entáblase aquí el diálogo grandilocuente, rudo y grave, simpático, la armónica concordancia del grande Yo consigo mismo, ese precioso debate que es todo Amor. Círculo de las aguas, círculo de fuego. Ríos del mar. Apenas echó la tierra una mirada sobre misma, cuando se comparó y prefirió al cielo.

Como el visitante de un cosmorama que creyera en algún momento estar delante de los espectáculos representados en éste; es decir, a sabiendas de que están pintados en cartón, Vérod no creía en la vida. Los insensibles objetos, las inanimadas obras de arte pueden ser iluminadas, pero siempre quedarán como son, frías, mudas, inertes; así había amado él a las criaturas vivientes.

Palabra del Dia

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