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Actualizado: 13 de julio de 2025
También había cuchicheos secretos, al oído, entre aquel estrépito; rostros lánguidos, ceños de enamorados celosos, miradas como rayos de pasión.... Entre aquel cinismo aparente de los diálogos, de los roces bruscos, de los tropezones insolentes, de la brutalidad jactanciosa, había flores delicadas, verdadero pudor, ilusiones puras, ensueños amorosos que vivían allí sin conciencia de los miasmas de la miseria.
Ese rayo que nos devora, es indispensable para purgar el aire de los malos miasmas que lo infestan; sin ese rayo destructor, el ambiente nos mataria. Pues bien, la sangre que se vierte en una guerra justa, es indispensable del mismo modo, para que los hombres comprendan lo que están obligados á hacer, para que se guarde la justicia.
De trecho en trecho humeaban al sol los estanques como inmensas cubas, conservando en el fondo un resto de vida en movimiento, un hormigueo de salamandras, arañas y moscas de agua en busca de rincones húmedos. Había allí un aire hediondo, una bruma de miasmas densamente flotante, que innumerables torbellinos de mosquitos espesaban.
La oficina no ostentaba el lujo del despacho ni mucho menos; era grande, fría, sucia; el mobiliario indecoroso, y tenía un olor de sacristía mezclado con el peculiar de un cuerpo de guardia. Los empleados tenían la palidez de la abstinencia y la contemplación, pero producida por los miasmas del covachuelismo, miserable, sórdido y malsano, complicado aquí con la ictericia de los rapavelas.
El río lo ha llenado poco á podo, pero el suelo, de reciente formación, no está todavía afirmado. Sin inmensos trabajos de desecación, es probable que jamás estuviera en condiciones de ser habitado por los hombres, puesto que de su cieno y agua corrompida se escapan mortales miasmas.
Cuando se entregaba a la Aritmética, su cara se volvía lúgubre y desconcertada, cual si estuviera sometida a la acción de fenómenos morbosos. La Aritmética tenía para ella algo de enfermedad cimótica, y así, desde que absorbía con su atención aquellos miasmas deletéreos llamados números, se ponía pálida y se le alteraba el pulso. ¡Y pensar que no puede haber dinero sin que haya cifras!
El registro había sido escrupuloso en demasía y durado dos horas enteras: el jefe del orden público había leído todas las cartas que encontró a mano, sin perdonar pesquisa alguna, registrado todos los papales, hojeado todos los libros y puesto aparte todo aquello en que creyó encontrar miasmas conspiradores, para sujetarlo al examen del gobernador de la provincia.
El gesto peculiar de aquel hombre me sugería la idea de un ser que vive aspirando un mal olor constante a su alrededor. Su rostro era una mueca perpetua contra los miasmas, que se exageraba de una manera alarmante cuando él tenía la pretensión de sonreírse.
Hay virtuoso de estos que desafía la caída las decoraciones, las manchas de petróleo los quinqués y los más diversos miasmas por el placer de oír murmurar a una vocecita ronca estas encantadoras palabras: ¡Demonio! ¿Cómo me duelen los pies! Levántase el telón y las ochenta reinas efímeras mariposean gozosas bajo las ardientes miradas de un público entusiasmado.
Estaba bien estudiada la capacidad de aire, la cantidad de agua necesaria y la manera de evitar la infección y los miasmas pútridos. Zaldumbide comprendía que su negocio no estaba en dejar morir a los negros. Por lo que me decían todos, antes de llegar yo al barco se llevaban partidas grandes de ébano, y la tripulación se mostraba dócil.
Palabra del Dia
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