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Actualizado: 28 de junio de 2025
Para la elección de estado hay que meditar mucho antes, poniendo el pensamiento en Dios y en la santísima Virgen, tal como lo dispone en sus «Ejercicios Espirituales» el bienaventurado y glorioso compatriota nuestro San Ignacio de Loyola.
Le empujó hacia la puerta y le echó a la calle antes que volviese su hija. Atolondrado don Paco con los sucesos de aquel día, y más aún con la expulsión de que acababa de ser objeto, no sabía qué camino tomar ni a qué carta quedarse, y maquinalmente se fue a su casa a meditar y a hacer examen de conciencia. Lo primero que notó fue que la tenía muy limpia.
Despues llegó el insular, se instaló en el extremo opuesto del salon y se puso á escribir tambien, interrumpiendo de tiempo en tiempo su tarea para meditar. Tentóme la curiosidad y pasé por detras para ver lo que hacia.
Sí, Torres le dijo pocos días antes que Refugio había cobrado en casa de Trujillo diez mil reales que su hermana le mandaba para poner el establecimiento. El tiempo ahogaba; la situación no admitía espera. Sin detenerse a meditar la conveniencia de aquel paso, se aventuró a darlo.
En tanto le parecía escuchar siempre una voz subterránea que clamaba: "Lázaro, ¿duermes? Despierta, Lázaro." A la madrugada su sueño fué más profundo. Despertó á las ocho, y en los primeros momentos tuvo que recoger sus ideas y meditar un poco para saber dónde estaba y qué cosas le habían sucedido. Su tío había salido. Levantóse y se vistió.
No están tristes respondió Lucía ; están pensativas, que es cosa muy diferente. Meditan ¡y no les falta en qué! sin ir más lejos, en Dios, que las crió. ¡Meditar! Lo mismo meditan ellas que ese puente o esos barcos. El privilegio de la meditación Artegui subrayó amargamente la palabra privilegio está reservado al hombre, rey de los seres.
Este es el carácter propio de nuestro espíritu de formar proposiciones generales por el conocimiento de las particulares.» No siempre se expresa Descartes con la misma lucidez; se conoce que las objeciones de sus adversarios le hacian meditar mas profundamente su doctrina, y contribuian á que aclarase sus ideas.
Cansada de su inútil escrutinio y guardando las llaves, que formaban apretado racimo, digno del arsenal de una compañía de ladrones, doña Lupe se sentó a meditar, y poniéndose una mano sobre el pecho de algodón y acariciándoselo, se rascó con los dedos de la otra la frente, allí donde principia el cabello, como quien estimula la generación de una idea, y dijo: «Pues si efectivamente no le ha dado nada, hay que reconocer que ese hombre es el mayor de los indecentes».
No vaciló un instante: su obligación era correr al lado de este hombre. Había reflexionado mucho en las últimas semanas. La guerra le había hecho meditar sobre el valor de la vida. Sus ojos contemplaban nuevos horizontes; nuestro destino no está en el placer y las satisfacciones egoístas: nos debemos al dolor y al sacrificio.
La naturaleza la había dotado de un carácter alegre, bondadoso y algo tornadizo, y este carácter la salvaba de una desdicha cierta; las impresiones en ella duraban poco y se sucedían con pasmosa rapidez; pasaba con increíble facilidad del llanto a la risa, y de la risa al llanto; era incapaz de meditar sobre las injurias que la hacían, ni menos de guardar por ellas el más leve rencor.
Palabra del Dia
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