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Actualizado: 9 de noviembre de 2025


Llegó un tunante a la ciudad de Zaragoza, diciendo que sabía raros secretos de medicina. Entre otras cosas dijo que podía remozar las viejas. Muchas viejas del pueblo creyeron sus palabras. Llegaron pues un gran número de ellas a pedirle este 5 precioso beneficio.

Bien te he entendido! -dije yo entre - ¡maldita tanta medicina y bondad como aquestos mis amos que yo hallo hallan en la hambre!" Púseme a un cabo del portal y saqué unos pedazos de pan del seno, que me habían quedado de los de por Dios.

Invención diabólica que perdió a muchas, pues con ello les cerraban la puerta al remedio que podría darles aquel Sacro Santo y Secretísimo Tribunal del Sacramento de la Penitencia, que por medio de la doctrina, discreción y prudencia de quien le regenta, que es su Ministro, tiene para todos medicina y salud.

ISIDORA RUFETE, protagonista. MARIANO RUFETE, su hermano. AUGUSTO MIQUIS, doctor en Medicina. JOAQUÍN PEZ. DON JOS

Pronto manifestó su familiaridad con la ponderosa é imponente maquinaria de la antigua medicina, en la que cada remedio contenía una multitud de extraordinarios y heterogéneos ingredientes, compuestos con tanto trabajo y esmero como si se tratara de obtener el Elixir de Vida.

Vuelto a Filipinas a los 18 años, e hijo de médico, estudió medicina tres años. Es ahora capitán de constabularios al servicio de los Estados Unidos. Luce como buen esgrimista y apasionado de la música.

No te querrán tanto como yo, pero un poquito menos... Me estoy muriendo... qué yo qué tengo... La medicina esa... yo la tomaría... ¿dónde está?... ¡Encarnación!... Pero si ha ido abajo... Parece que me voy en sangre... Hijo mío, Dios me quiere separar de ti; y ello será por tu bien... Me muero; la vida se me corre fuera, como el río que va a la mar.

¡Oh! -replicó el cabrero-, aún no yo la mitad de los casos sucedidos a los amantes de Marcela, mas podría ser que mañana topásemos en el camino algún pastor que nos los dijese. Y, por ahora, bien será que os vais a dormir debajo de techado, porque el sereno os podría dañar la herida, puesto que es tal la medicina que se os ha puesto, que no hay que temer de contrario acidente.

Doctor en Medicina de la Facultad de Paris Traducidas al castellano Licenciado en medicina, condecorado con la cruz de mérito y distincion de Epidemias, etc. Madrid, 1862. Un tomo en 12Precio: 22 rs. en Madrid y 24 en provincias, franco de porte. Madrid: 1862. Imp. de Bailly-Bailliere.

Esta mañana han ido las dos a confesarse y han vuelto a las diez: total, que me han dado la medicina muy tarde y no puedo comer hasta dentro de hora y media. Y mira, mira, como anda todo. Pepe miró en torno suyo.

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vengado

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