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Se estima que 55,7 millones de personas que no son de habla inglesa tienen acceso a la web. Según Global Reach, sólo el 15% de los 500 millones de Europeos es de lengua materna inglesa, el 28% tiene un buen nivel en inglés, y el 32% consulta la web en inglés. En la Era de la Información, esto equivaldría a la oportunidad para ellos de navegar en la web en su lengua materna.

Mi pobre hermana vieja se mostró abnegada, hasta un extremo conmovedor; sin embargo, ella era la única persona a quien mi matrimonio causaba directamente un daño: tenía que salir de Ilgenstein el día de la boda para instalarse en nuestra pequeña posesión materna en Gorowen.

Asunción y Presentación, al oír que yo era una especie de santo, me contemplaron con admiradas. Yo las miré también. Estaban tan bonitas, más bonitas que en Bailén; pero oprimidas bajo la exagerada pesadumbre de la autoridad materna, sus hermosos ojos estaban llenos de tristeza. Sin que su madre lo advirtiera, dijéronse algunas palabras por lo bajo.

Algunas horas después, cuando había desaparecido de allí D. Venancio y todo el aspecto de matanza, o por lo menos de cosa sucia que tenían aquellos grandes lances vistos de cerca, Bonis consintió que Emma volviera a hablar largo y tendido, y hasta intervinieron en la conversación los parientes y amigos. ¡Qué de recuerdos evocaba la de Valcárcel! Pero todos eran de la línea materna.

Seré buena hija. Obedeceré á mi madre. Ella sabe mejor que yo lo que me conviene. Don Fadrique no se atrevió á replicar ni á hacer un discurso subversivo de la autoridad materna. Á poco volvieron á reunirse, en un solo grupo los cuatro. Antes de entrar de nuevo en la ciudad, D. Carlos se despidió del Comendador y de las dos señoritas, y se fué por otros sitios.

La oreja sonrosada, cuyo lóbulo mordía dulcemente al mismo tiempo que murmuraba palabras dulces; su cabecita, que en las noches de invierno se refugiaba en su hombro con el mismo ademán tímido del pájaro que oculta el pico bajo el ala; sus piernas de diosa, que pretendía ocultar ruborosamente cuando él la probaba aquellas medias adquiridas en el Rastro; su vientre antes de la deformación materna, con el gracioso hoyuelo umbilical, que parecía gesticular cuando se conmovía con la agitación de la risa; la doble copa de alabastro de sus pechos, aquellas dos magnolias de amor... todo había sido despedazado bajo el acero, sin piedad, sin misericordia.

Maximiliano conocía muy poco a su tía materna. La había visto sólo dos o tres veces siendo muy niño, y no vivía en su imaginación sino por las rosquillas y el arrope que mandaba de regalo todos los años en vida de D. Nicolás Rubín. La noticia del fallecimiento de esta buena señora le afectó poco. «Todo sea por Dios» murmuró por decir algo.

Y el muchacho, a su frente, tocándola casi, sintió en sus manos inertes la alta felicidad de un amor inmaculado, que tan fácil le habría sido manchar. ¡Pero luego, una vez su mujer! Nébel precipitaba cuanto le era posible su casamiento. Su habilitación de edad, obtenida en esos días, le permitía por su legítima materna afrontar los gastos.

En un café de Cádiz juntóseme D. Diego, quien al punto renovó sus promesas de llevarme a la casa materna, en lo cual le di tanta prisa, que fijamos para el próximo día la visita. También hice una a lord Gray, al cual hallé sin variación alguna, y como le dijese que yo pensaba ir a casa de doña María, se sorprendió, asegurándome después que él iba todas las noches.

No en vano tenía aquella señora por su línea materna la sangre de Guzmán el Bueno. Era muy tarde cuando volvimos a la casa. Mientras reinaba en ella la desolación, ni una lágrima brotó de los ojos de D.ª María. Si Dios ha querido disponer de la vida de mi hijo declaró, sentándose en el clásico sillón de cuero , concédame al menos el consuelo de saber que ha muerto con honor.