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Total, diez y nueve Cristos que tienen la idea de viajar, bajo el poder de un Poncio Pilato que se llama el mayoral, como quien dice, don Manuel Rosas y los salvajes unitarios de marras. Esto en cuanto á la parte animal que va adentro. Por lo que hace á la de afuera se clasifica, en el órden de bestialidad, así: El mayoral, El zagal, El delantero Y las mulas.

Cotéjense estos pensamientos de madre cariñosa con aquellos otros de mujer desjuiciada; considérese que son dos eslabones gemelos de una misma cadena de ideas, y vuelvan a venir aquí los fisiólogos de marras para apuntar este nuevo fenómeno en su libro de curiosidades psicológicas.

El político de marras le había dicho: ¿Conque no tiene usted de dónde sacar dinero? pues busque usted en la lana de sus colchones o en el forro de su chaqueta. Quisiera yo tener el gato que, sin duda, tiene usted encerrado. ¡Valiente gringo está usted! siempre llorando lágrimas... No, lo que es la bofetada se la había ganado bien y todas sus inmunidades no le valdrían para quitársela de encima.

Ignoro si esto que y puntualmente refiero llamará la atención de mis lectores; pero lo que les ha de causar sorpresa, ¡qué digo sorpresa!, asombro grandísimo, es el saber que me atreví a desafiar las iras del licenciado Lobo, del mismo Lobo de marras, no vacilando en arriesgarlo todo por esclarecer lo que tan hondamente me inquietaba.

Don Quijote dijo que haría, y así, le aderezaron uno razonable en el mismo caramanchón de marras, y él se acostó luego, porque venía muy quebrantado y falto de juicio.

Encaramado allí el pobre, estaba tan turulato acordándose de lo de marras, que no pensó sino en despachar pronto; y así es que las últimas letras, en lugar de un pie de alto como las otras, no tienen más que una pulgada; y no es esto lo peor, sino que con la prisa, se le quedó una letra en el tintero, y el letrero dice ahora: PLAZA DE LA CONSTITUCIN. El alcalde se puso furioso; pero el maestro se cerró a la banda y declaró que ni por Dios ni por sus santos volvía a las andadas, y que más bien quería montar en un toro de ocho años, que en aquel tablado de volatines.

Esa pobre chica será bien desgraciada si se fía de tus palabritas de miel; no tardará en ir al panteón de las víctimas, como Teresa, Paquita, etc., etc. ¡Me avergüenzo de ser hermana tuya, gran tuno! Sabrás como tenemos noticia de que tío Manolo se casa con la viuda de marras. Ya era tiempo. Lo mismo uno que otro necesitan ponerse dentadura nueva, porque están algo duritos.

Vestía en aquel momento un traje morado obscuro extremadamente ceñido y plegado al cuerpo, y si bien, a petición suya, se los hacían ya un poco más largos, todavía al bajarse para cortar las flores enseñaba gran parte de unas espléndidas y bien torneadas pantorrillas, que corrían pareja con los brazos de marras.

Sin su bienaventurada persona dicho sea de paso y el amor de marras, no en qué hubiera acabado aquello... ¿Qué dice Vd.? Digo le he respondido que casi estoy tentado de declinar el honor que me hacen los Funes, admitiéndome a su mesa... Ayestarain se echó a reir. ¡No embrome!... Le repito que no sabían dónde tenían la cabeza... Pero para opio, y morfina, y calmante de mademoiselle, , eh?

Cuatro años de separación la habían ido acostumbrando a vivir lejos de ella con sosiego. Cumplido este importante negocio, a París con la doncella, con la de marras. Un mes pasó allí. ¿Qué hizo? Contra su costumbre, está poco explícita la marquesa en este pasaje de sus Apuntes: acaso porque la materia no daba de para cosa mejor; quizás por todo lo contrario.