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Actualizado: 19 de agosto de 2024


Una tarde, cuando va llevaba más de un mes de estos saludos, le preguntó Pepe Castro: Oyes: ¿ha dejado de seguirte ya aquel chiquillo rubio de marras? Clementina sintió un estremecimiento raro: se puso levemente colorada sin saber ella misma por qué. ... hace ya lo menos un mes que no le he visto. ¿Por qué mentía?

Feijoo estuvo cosa de un mes buscándola y al fin pudo encontrarla. Si Fortunata, empezando por conformarse, acabó por sentirse bien, D. Evaristo estuvo desde luego muy a gusto en aquella vida. «Yo no soy celoso le decía , y aunque no pongo mi mano en el fuego por ninguna mujer, creo que no me faltarás, como no se descuelgue otra vez el danzante de marras.

Para decir la verdad, comencé á temer que, puesto que no habría sido político declarar cesante á las calladas á un hombre de mi importancia, ni es muy corriente en un empleado del Gobierno hacer dimisión de su destino, comencé á temer, repito, que podría darse conmigo el caso de envejecer y hasta de volverme decrépito en mi puesto de Inspector, convirtiéndome en algo parecido al octogenario empleado de marras.

Por este apellido, algunos guasones de su pueblo se burlaban de ella diciendo que venía de Santa Rita. Total: que ella no era santa, sino muy pecadora, y no tenía nada que ver con la Doña Guillermina de marras, que ya gozaba de Dios. Era una pobre como ellos, que vivía de limosna, y se las gobernaba como podía para mantener a los suyos.

Unos salen, otros entran, todos corren; se agolpan; se apiñan; las marras del buque se sueltan; el humo asoma; las ruedas se mueven; el agua salta convertida en espuma; el vapor parte. Al clamoreo festivo de la despedida, sucede un silencio general. El tiuque se desliza sobre aquella corriente azulosa, como una culebra sobre el musgo de un prado verde.

Dejado el pueblo atrás y comenzando ya a descender la cambera por la otra vertiente del monte, nos hallamos tope a tope con los dos comensales de marras, que estaban tomando el sol arrimados de espaldas a un vallado y apurando unas colillas.

Juanito Velarde debía de tener una porción de cartas suyas y era preciso recogerlas sin pérdida de tiempo antes de que fuesen a parar a otras manos y resultase algún compromiso como el de marras.

Era ya bien corrida la una de la tarde cuando volví a cabalgar. Repasé el puente, y sin dirigir la vista al camino real que dejaba a mi izquierda, comencé a desandar aguas arriba lo que había andado por la mañana aguas abajo. Al llegar a Robacío, vi que me esperaba en la brañuca contigua a la portalada de marras, toda la familia de la casona aquélla, con el padre en primer término.

Aunque dos o tres veces, llevada por su sobrino había visitado al basilisco, no había podido averiguar si estaba ya bien despercudida de las máculas de marras, pero ella quería ejercitar, como he dicho antes, su facultad educatriz, y todo lo que se tardase en tener a Fortunata bajo su jurisdicción, se detenía el gran experimento.

No ha sido Dios servido de depararme otra maleta con otros cien escudos, como la de marras, pero no te pena, Teresa mía, que en salvo está el que repica, y todo saldrá en la colada del gobierno; sino que me ha dado gran pena que me dicen que si una vez le pruebo, que me tengo de comer las manos tras él; y si así fuese, no me costaría muy barato, aunque los estropeados y mancos ya se tienen su calonjía en la limosna que piden; así que, por una vía o por otra, has de ser rica, de buena ventura.

Palabra del Dia

bravoso

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