Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de octubre de 2025
Tras esto, que duró muchos días y fue el pasto sabroso de todas las mujeres y de todos los hombres frívolos de la corte, llegó la hora suprema; y vuelta a empezar los pobres chicos con nuevos catálogos de indumentaria, de piropos inverosímiles y de sensiblerías y finezas cursis: que si la novia así o del otro modo; que si pálida, que si pensativa; que si, con sus cabellos rubios y sus atavíos blancos, parecía una joya de oro entre copos de nieve; que si el Patriarca, que si los padrinos, que si las amigas, que si quince duques, y veinte marqueses, y treinta condes, y no sé cuántos destitulados, de comitiva; y si la fila de coches llegaba desde tal a cual parte, y si hubo entre ellos uno de palacio con las correspondientes damas; y quien, en el momento crítico, «vertió lágrimas furtivas»; quien se desmayó, o quien parecía arrobada en el más dulce de los éxtasis... ¡Hasta del novio se dijo que era «un varón, honra, prez y esperanza de su preclaro linaje»!
Calló por discreción, pero ordenó a los criados que colocaran más alta la lámpara. Así nadie podría quitarle luz ni apagarla. Pero resultó una desigualdad irritante, porque Mesía, poniéndose de puntillas, llegaba todavía a la llave del gas. De las tres hijas de los marqueses, dos, Pilar y Lola, se habían casado y vivían en Madrid; Emma, la segunda, había muerto tísica.
Don Víctor, loco de contento, salió del Vivero con su mujer y con Petra y se instaló en el puerto mejor de la provincia, La Costa, villa floreciente más rica que Vetusta, emporio del cabotaje y vestida muy a la moda. Otros años Quintanar pasaba el mes de Agosto en Palomares, a donde iban también Visita, Obdulia y alguna vez los Marqueses y Mesía.
Y colocado ya el asunto en esta pendiente, y rodando las cosas por su propio peso, un día, a fin de entretener mejor los largos intervalos entre fiesta y fiesta, los amables y agradecidos marqueses de Montálvez hicieron saber a sus íntimos que todos los jueves se quedaban en casa. Y se quedaron en ella todos los jueves, conforme a lo prometido.
Hicieron la guerra á los vecinos, se pelearon entre ellos, y hasta hubo hermano que asesinó á su hermano... Los navegantes de Mónaco se dedicaron á corsarios, y su bandera sirvió á veces para dar personalidad á piratas de otros países... La alianza de los Grimaldi con España les permitió titularse príncipes. Hasta entonces sólo habían sido marqueses.
En el fondo á la derecha el pueblecito de Villoria, un grupo de casas blancas donde se destacaba la iglesia y el oscuro palacio medio derruído de los marqueses de Camposagrado. Cuando se hubieron sentado en los toscos sillones que allí había, el capitán expuso á su primo el objeto de su visita. Quedó pensativo D. César algunos momentos.
Cálmate. No llegará el caso de que nos pesque, porque vamos a curarnos en salud. ¿Tapujos? No, hija, sino la gran comodidad para pasar unas horitas como unos marqueses, sin que lo sepa nadie. ¡Verás qué gabinete! Nos citamos, entramos con cinco minutos de diferencia: yo primero, tú en seguida, y al salir lo mismo. Cuando veas el cuarto, querrás quedarte allí. ¿Puesto con lujo?
¡Oh!, sí, ¡qué dirán los marqueses de Relimpio! No son marqueses, pero son personas honradas. ¿Quieres ir esta noche al Teatro Real?». ¡El teatro Real! Otro golpe mágico en el corazón y en la mente de la sobrina del Canónigo. «Pero a eso que llamas paraíso, ¿van personas?... ¿Personas decentes?... Lo más decente de Madrid, la flor y nata».
Don Restituto y doña Basilisa, los señores de Neira, marqueses de San Madrigal, constituían un matrimonio bien avenido y estéril.
A los diez y siete años perdió también a su madre y fue recogida por los Marqueses de Cisneros, sus parientes más próximos establecidos en Madrid. Como Lucía era una joven hermosa, discreta y bien educada, y como por otra parte contaba con diez o doce mil reales de orfandad, fue carga muy liviana para aquellos señores, que sólo tenían dos hijos y gozaban buena renta.
Palabra del Dia
Otros Mirando