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Actualizado: 16 de noviembre de 2025
Aquella misma tarde recibiose aviso de que don Santos Ladrón, el atrevido guerrillero riojano, venía sobre Estella con quinientos voluntarios, al grito de España por Carlos V. Púsose en movimiento la escasa guarnición de la plaza, y Dios sabe lo que hubiera ocurrido si no llegara oportunamente el brigadier Lorenzo, mandado por el Virrey Solá con el regimiento de Córdoba y los provinciales de Sigüenza.
Mi segundo premio me da bastante distinción; soy conocido y apreciado. ¿He llegado al fin que usted me había mandado alcanzar? ¿Exige usted que haga más? No, dijo Roussel abrazando á su hijo; eres un buen muchacho. El año siguiente, Mauricio expuso su gran cuadro "La orgía en Caprera", que hizo profunda sensación, y el retrato de su tutor; y obtuvo una tercera medalla.
Lo sé de buena tinta.... Quintanar debe de haber mandado a estas horas sus padrinos a don Álvaro. ¡Padrinos! ¿por qué? preguntó Redondo. ¡Bah! Está usted buen cazurro. Demasiado sabe usted por qué. La verdad es que aquello era un escándalo. Joaquín Orgaz defendió a don Álvaro. Pero Foja no atacaba a Mesía, atacaba a don Víctor que había consentido tanto tiempo aquella desvergüenza.
Esta me explicó por qué el grito que yo le había mandado dar como señal se había convertido de estratagema en siniestra realidad y oídose mucho antes de la hora convenida; grito que por un momento apareció ser la ruina de todas nuestras esperanzas, pero que vino a favorecerlas en definitiva.
Partieron, pues, Juan de Robledillo y Andrés de Plasencia á Medina del Campo, punto en que residía el Arzobispo, el cual, leído que hubo, con tanta indignación como asombro, la carta de D. Fernando, ampliada con el relato de los dos humildes ermitaños, albergó cariñosamente á éstos en su propia posada, y cuando los vió repuestos de tan continuos viajes y sinsabores, dióles dos cartas, una de ellas para el rebelado Obispo, en que, bajo santa obediencia y pena de excomunión, le ordenaba cumplir lo mandado por Su Santidad, y otra para Garci-Álvarez de Toledo, señor de Oropesa, rogándole se encargase de la ejecución de lo preceptuado por el Papa, á cuyo fin le autorizaba para que obligase al obispo Arias á devolver sus bienes á los Hermanos de la pobre vida.
De aquí por su mandado á priesa fueron Tres hombres con despachos y recados A Tucuman, dó en breve se pusieron, Que en el camino estaban bien cursados. Con esto en Tucuman presto tuvieron Noticia de Don Diego y de sus hados. Al Paraguay tambien la nueva viene Al tiempo que velarse le conviene.
En la expresada Real cédula se prevenía al desgraciado Gobernador de Filipinas, D. Diego Salcedo, facilitara á San Vítores toda clase de recursos para establecer una misión en las islas de los Ladrones, y en efecto, y al cumplimiento de lo mandado, se construyó en el puerto de Cavite, el navío San Diego, en el cual se embarcó la misión, á la que le surgió nuevos contratiempos al ir primero á Méjico en donde el Virey interpuso nuevas dificultades, que la constancia y excitaciones del jesuíta pudieron vencer; logrando por último, gracias á su invencible tesón, arribar á la isla de Guajan el 15 de Julio de 1668, desde cuya fecha se puede conceptuar la verdadera posesión de las islas de los Ladrones á los dominios españoles, puesto que hasta entonces no hay noticias se hiciera ocupación alguna.
En Bujalance, que no es en nuestra humilde opinion la Betis de Estrabon, ni la ciudad de los Bursavolenses de Hircio, ni la Vogia de Ptolomeo, sino la Sacili del itinerario de Antonino, solo es bella y artística para nosotros la gran fortaleza árabe que la domina, edificada por mandado de Abde-r-rahman An-nasír.
También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa, porque me tenía mandado que en yéndose el que la mandaba rezar, le tirase por cabo del capuz. Yo así lo hacía. Luego él tornaba a dar voces, diciendo: "¿Mandan rezar tal y tal oración?", como suelen decir.
También él abreviaba el rezar y la mitad de la oración no acababa, porque me tenía mandado que en yéndose el que la mandaba rezar, le tirase por el cabo del capuz. Yo así lo hacía. Luego él tornaba a dar voces, diciendo: "¿Mandan rezar tal y tal oración?", como suelen decir.
Palabra del Dia
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