Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de mayo de 2025
Cuatro indios arqueros se apostaron para herir a traición al capitán blanco que salía indemne de los combates, y un día que Ojeda avanzaba por la selva, extrañando la ausencia de enemigos, recibió un flechazo en un muslo. Por primera vez su cuerpo manaba sangre. La herida, que era «de hierba», ennegrecióse rápidamente por la acción del tósigo.
Esta palabra pareció contrariarla; retiró bruscamente su mano, y volviéndose hacia Mervyn que bostezando se secaba al sol, púsose á acariciarlo: ¡Oh! tonto, gran tonto dijo. ¡Qué bestia eres! En tanto, manaba yo agua sobre la hierba como una regadera, y no sabía qué hacer de mi individuo, cuando la joven volviéndose á mí, me dijo con bondad: Señor Máximo tome la barca y márchese pronto.
En el patio del edificio manaba agua abundante y clara de una hermosa fuente. Y cerca de ella había en amplio sótano una alberca para bañarse.
Hubo un siglo en que fue la reina de los mares, hubo un tiempo en que manaba en oro, en que miraba cubierta su bahía de buques de cien naciones que codiciaban su riqueza: engalanóse entonces, levantó en sus plazas templos y palacios; y, sin embargo, nada, casi nada le queda ya tampoco de aquellos dias felices, de aquella época brillante.
Manaba en oro y hoy está condenada á recoger el que contienen las arenas de sus rios; armábanse á su voz millares de soldados, y hoy se pierden en la cavidad de su boca sus palabras; mirábanla los reyes con envidia desde lo alto de sus cerros, y hoy pasa junto á ella el viajero preguntando con indiferencia por la mendiga que reflejan el Genil y el Darro.
Carleti, ronco de ira y de cansancio y cubierto de heridas de las que manaba la sangre en abundancia, volvió á bordo de su buque con los piratas que le quedaban, sin cesar de defenderse y perseguido por una docena de ingleses que se lanzaron al abordaje de la galera.
Hazme el favor de atarme el pelo, que yo no puedo por este dedo malo... Y enseñó uno, por donde manaba sangre. Al ir por los patrones se lo había pinchado. Valentina, muy turbada todavía, comenzó a atárselo. Me tiraba mucho, y, al desatarlo, me pinché con el alfiler que sujeta la cinta de arriba... El pobre Gonzalo no se arreglaba muy bien para atármelo, ¿verdad? añadió riendo.
Habia dispuesto la ciudad tres arcos triunfales, «el uno de los cuales era la misma Puerta Real de piedra... En el primero estaban las figuras de los emperadores Maximiliano, y Cárlos, y el rey D. Fernando el Santo, y el rey nuestro señor. Habia otras pinturas de mucho entendimiento. Encima de este arco estaba fingido el monte Parnaso con la fuente Helicona que manaba agua de azahar.
La voz del mozo rompió el silencio de la noche cantando: ¡Ay, que su amigo la espera! ¡Ay, que su amigo la aguarda! Al pie de una fuente fría, al pie de una fuente clara. Una sonrisa divina iluminó el semblante de la niña y cantó también muy quedo siguiendo el romance: Que por el oro corría, que por el oro manaba. Dejaron de sonar los pasos del joven.
Y á los pocos pasos lo vió caído sobre sus ancas, enganchado aún al arado, pero intentando en vano levantarse, tendiendo su cuello, relinchando dolorosamente, mientras de su costado, junto á una pata delantera, manaba lentamente un líquido negruzco, del que se iban empapando los surcos recién abiertos. Se lo habían herido; tal vez iba á morir. ¡Recristo!
Palabra del Dia
Otros Mirando