Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de junio de 2025
Monté a caballo y eché a andar. El criado, un mancebo vivaracho y listo, me miraba de hito en hito, como si dudara de mis aptitudes para la equitación. Cuando puse el pie en el estribo sonrió maliciosamente. Sin duda decía para sí: Este es un «cachalete».... Me avergonce. El mancebo me seguía a corta distancia.
Con poca luz, ¿verdad? dijo sonriendo maliciosamente. Así está mejor. La media luz en un patio de éstos hace muy bien; le da un carácter misterioso y poético. Pues mire usted, nosotras no hemos querido hacerlo más poético, sino gastar menos, ¿sabe usted? repuso con desenfado, mirándome a los ojos con tal expresión burlona que me inquietaba.
No obstante esto, se ha querido despues atribuir maliciosamente á este motivo el único orígen de tantos males, sin examinar que, si contribuyó en parte, fué dimanado de la poca conformidad é imprudencia de los que debian admitir y obedecer aquellas disposiciones con la resignacion debida á los buenos y leales vasallos.
Para evitar estos daños y molestias, el dean D. Fernando y el cabildo hicieron un Estatuto, determinando que el beneficiado que hubiese gozado pacíficamente su prebenda por un año, pudiese ir á Roma ó á cualquiera otra parte á seguir su derecho, teniéndole por presente mientras durase el litigio; pero que si constase que alguno habia cooperado maliciosamente en la impetra por gozar de este indulto, le perdiese con el duplo de lo que habia de percibir, y fuese multado á juicio del cabildo.
Lo decía en un tonillo irónico que demostraba la hostilidad secreta que el capellán sentía hacia todos los maridos. Las damas, en quienes los encantos de aquéllos no ejercían ya fascinación alguna, sonreían forzada y maliciosamente como diciendo: «¡Ya, ya!» Se murmuraba que había varias enamoradas de él.
El doctor Zurita estaba pensativo. De suerte, che murmuró , que la vida civilizada de nuestro hemisferio empieza por una injusticia, por un acto de favoritismo, por el abuso de un mandón. Maltrana asintió: así era. Y el doctor sonrió maliciosamente, como si después de saber esto comprendiese mejor la historia del Nuevo Mundo.
En opinión de doña María, Tomasito era un buen chico y merecía algo más que el pobre cuidado que de ella podía esperar. ¡Gracias, señora, gracias! dijo la forastera, sonrojándose aún a través de los afeites, que Red-Gulch llamaba maliciosamente su «pintura de batalla», y procurando en su confusión arrastrar el largo banco más cerca de la maestra. Le doy a usted las más cumplidas gracias.
Al sorprender la mirada de Fernando fija en él maliciosamente, le contestó con un leve guiño. «Sí; el cargo no era malo... Puramente platónico, pero algo es algo.» Permaneció Ojeda toda la tarde cerca de Mina, contemplando estos juegos que parecían volverlos a todos a las alegrías de los primeros años. Ella le miraba con el rabillo de un ojo, agradeciendo su permanencia como una prueba de amor.
¡Ahí verá usted! y el interlocutor entornó los ojos sonriendo maliciosamente. A pesar de todo el peligro que había en hablar de cosas del clero, se iba quizás a discutir gravemente sobre este asunto, cuando una voz aguda y estridente dijo en tono burlón: ¡A menos que el condenado del gitano no sea el mismo Satanás!
Flora también quedó silenciosa al cabo. Ambas prosiguieron un buen rato su tarea sin decirse palabra. Al cabo aquella levantó la cabeza y sonriendo maliciosamente exclamó: ¡Si será verdad lo que dijo la tía Rosenda, la noche de la lumbrada! Demetria ya no se acordaba; la miró sorprendida.
Palabra del Dia
Otros Mirando