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Actualizado: 27 de junio de 2025


Por un lado combaten caballeros enemigos en magníficos torneos y zambras; disputan vergonzosamente entre padre é hijo en los salones encantados de la Alhambra y del Generalife; ocurre la sangrienta catástrofe de la sala de los Abencerrajes, el asesinato de Moraima, y aquella lid, en que la bravura española defendió el honor de la calumniada reina de los moros contra los traidores Zegríes; y por otro observamos el enérgico sentimiento religioso, que se refleja en las aventuras del gran maestre de Calatrava, de Hernán Pérez del Pulgar y tantos otros caballeros cristianos.

Á los diez en la tarde, á hora de vísperas, llegó una fragata de Malta que inviaba el Maestre, y dió aviso cómo el armada del turco había hecho agua en el Gozo, isla ocho millas de Malta, y había partido de allí tres días había, cuatro horas antes que esta fragata partiese. Á esta isla del Gozo vino el armada desde Modón sin dar nueva de ni tocar en otra banda.

Y aquel con quien va es el Marqués de Ayamonte, estirado título de Castilla y Zúñiga de varón; y no menos que él es ese que viene en ese coche, el Conde de la Puebla del Maestre, que tiene más maestres en su sangre que condes, mozo de grandes esperanzas, y lo fuera de mayores posesiones si tuviera de su parte la atención de la Fortuna.

El fogón de la nave era llamado «la isla de las ollas» por su gran número, pues cada grupo cuidaba de la suya. Y cuando llegaba la hora de la comida, los mismos pajes que acababan de tender para los marineros un mantel en el suelo, con platos de madera, daban a gritos la señal. Tabla, tabla, señor capitán, piloto, maestre y buena compaña. Tabla puesta, vianda presta.

D. Andrés Morales en el cap. 272, part. 1.ª de su Hist. m. s. é inédita de Córdoba. «Esta gracia y merced hacemos, dice el instrumento citado, por muchos y muy señalados servicios que el maestre vuestro padre hizo á nuestro señor el rey. etc.» Y en efecto, el maestre D. Pedro murió en batalla al servicio del rey D. Juan el I hallándose en Badajoz con el conde de Niebla contra el Portugal.

Citaremos por último á título de curiosidad, como médicos «especialistas» para que se vea que no es nueva la distinción que hacemos hoy de ellos, á Maestre Fernando cirujano de la Ciudad que reclamaba en 1459 que le pagasen su salario por los servicios que prestaba á la misma, entre ellos, el de ir á la guerra .

En este medio tornaron las galeras que habían ido á Mesina. El Visorrey, fastidiado de haberse detenido tanto en Malta, dió priesa á la partida, y á los 9 de hebrero se salió de casa del Maestre sin despedirse dél ni hablarle, se fué á embarcar. El Maestre quisiera tornarle aquella noche á casa y no pudo.

Mal prevenido el gran Maestre de San Juan, Gaspar de Valette, no pudo resistir el furioso embate y repetidos asaltos de los genízaros; faltáronle municiones, vituallas y gente, obligándole la necesidad á capitular con seguro de las vidas.

Dijo el Duque que no se le diese consejo teniendo respecto á su salud, sino á su honra y á lo que convenía al servicio de V. M.; y como todos fueron del propio parescer, se decidió á hacerlo, diciéndome á que me pusiese á puncto para irme con él, pues quedaba allí el Maestre de campo Barahona, que era soldado que daría en todo buen recaudo, y que quedaban otros que le ayudarían.

En cuanto pasen unos días y me sienta más fuerte, me iré a la Puebla del Maestre, procuraré restablecerme, y trataré de olvidar un mundo donde, ya lo ves, la dicha depende de una calentura y unos cuantos granos feos en la cara. ¡Pobre de ! Escribe a Manuel de modo que sufra lo menos posible, pero persuádele de que esto se acabó; ahórrale penas, pero quítale toda esperanza.

Palabra del Dia

rigoleto

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