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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Era un excelente engrasador que, apenas notaba un entorpecimiento en la complicada máquina, acudía á remediar la aspereza con su dulzura y sus buenas palabras. A no ser por él, hubieran surgido varias veces en los talleres la protesta y la huelga.

Tardé en conciliar el sueño, como sucede siempre que uno anda caviloso, y por dos o tres veces, cuando ya creía ganarlo, me despertó un gran estremecimiento parecido a la emoción que se experimenta al tocar el botón de una máquina eléctrica. Al fin me dormí.

Pasaron los tiempos de Platon y Aristóteles. Estamos en los tiempos de Colon, Guttemberg, de Bichat, de Vaucauson, de Montgolfier y de Fulton. Pasó la dialéctica, pasó el silogismo, y vino el instrumento, vino la máquina. Este gran fenómeno, el más peregrino y trascendental que se ha realizado en la historia, tiene una razon profunda, una profunda psicología.

Esa máquina de hierro que, animada por el espíritu del hombre, devora las distancias, reduciendo los días á minutos y haciendo los minutos dias, me parece una inteligencia en accion.

Hoy, es la máquina la impulsadora del barco, algo exacto, matemático, medido; antes, era el viento, algo caprichoso, impalpable, fuera de nosotros. «Llevamos el Angel de la Guarda en la lona de nuestras velas», me decía don Ciriaco, un viejo capitán de fragata muy inteligente y muy romántico; «llevamos la fuerza en nuestra carbonera», puede decir el capitán de hoy.

Esta máquina, sostenida en un elegante edificio de ladrillo, cuyos restos aun subsisten con el nombre de Albolafia, en la orilla del rio al pié del muro que limita por el sur la Huerta del alcázar, subia el agua á un recipiente ó depósito, del cual pasaba sobre un arco al cauce abierto en dicho muro, y por encima de este corría hasta verter en el baño, del cual tambien se ven las ruinas allí cerca.

Y él le puso en circulación al día siguiente, pues, notadlo bien, entre el descubrimiento del crimen y la detención de Jacobo, pasó un día. ¿Y tratan ustedes de poner en movimiento toda la máquina judicial bajo la fe de un parecido más ó menos cierto? ¡Qué locura! Desde los primeros pasos tropezarán con dificultades morales y con imposibilidades materiales tan serias, que tendrán que detenerse.

Un poco más allá vió también una máquina rodante en figura de tigre, que había traído sin duda á este guerrero, y era guiada por otro de la misma clase, aunque de aspecto más modesto. El gigante se sentó en la arena lentamente, para no dañar con el movimiento de su cuerpo al enviado del gobierno.

Yo me acercaba a todos los grupos a oler aquel guisado... ¡jum!, malo, malo; el ministerio Palanca se iba cociendo, se iba cociendo... A todas esas... ¡figúrate si estarían ciegos aquellos hombres!... a todas estas, fuera de las Cortes se estaba preparando la máquina para echarles la zancadilla.

¿Cómo le replicó un caballero soldado de aquellos que estaban en cueros, que parece que se habían de echar a nadar en la comedia puede toda esa máquina entrar por ningún patio ni coliseo de cuantos hay en España, ni por el del Buen Retiro, afrenta de los romanos anfiteatros, ni por una plaza de toros?

Palabra del Dia

ciencuenta

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