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Actualizado: 1 de mayo de 2025
«Cada uno de esos imperceptibles dice Maury, cambia el equilibrio del Océano; todos le armonizan y son sus compensadores.» ¿Con esto está dicho todo? ¿Acaso no serían esos motores esenciales los que han creado las grandes corrientes y puesto en movimiento la máquina? ¿Quién sabe si ese circulus vital de la animalidad marina no es la rueda motora de todo el circulus físico; si el mar animalizado no da la oscilación eterna al mar animalizable, por organizar aún, si bien sólo aguarda la ocasión de serlo fermentando de vida cercana?
Sagrario, que abandonaba su máquina para pasar gran parte del día en casa del zapatero, así lo decía en voz baja a su tío. Ella hacía las faenas de la casa, mientras la pobre madre, inmóvil en una silla, con el pequeñuelo en el regazo, lo contemplaba con ojos llorosos.
También Jacinto, querido doctor dijo tímidamente, Jacintito, mi hijo... ¿sabe? se ha dejado apretar en la máquina de la Bolsa; una desgracia, pero, ¿qué hacerle? Los hijos cuestan caro, doctor, y un padre, mientras vive, no puede dejar el biberón de la mano, así sean ellos hombres y gasten barba. ¡Hola! también Jacinto repitió el doctor, distraído.
Y luchaba con aquel organismo quebrantado, con el estómago descompuesto por la miseria, con los pulmones heridos y el corazón sujeto a desarreglos en el funcionamiento, con la máquina humana desvencijada por una vida de sufrimientos y emociones. El constante velar sobre el enfermo había trastornado la vida económica de Esteban.
Guiado por el ingeniero, el movimiento torpe del agua sigue la dirección que se le traza, y se la ha distribuído por las más finas pinzas y delicadas brochas, igual que por los más fuertes engranajes de la poderosa máquina.
Aquellos hombres le hacían preguntas á que no podía contestar. Después se acercaban á él cuatro sayones, le desnudaban, le ataban á la rueda de una máquina horrible, la movían, rechinaban los ejes, crujían sus huesos. El lanzaba gritos de dolor, es decir, ponía en ejercicio sus órganos vocales: pero el sonido no se oía.
El vapor es el que las hace andar, pero no tiene cada máquina debajo la caldera del agua, que da el vapor: el vapor está allá, en lo hondo de la platería, y de allí mueve unas correas anchas, que hacen dar vueltas a las ruedas de andar, y en cuanto se mueve la rueda de andar en cada máquina, andan las demás ruedas.
Pues cabalmente la sinceridad, y en su más alto grado, acompañada de un buen entendimiento, fue lo primero que yo eché de ver en el mediquillo de Tablanca. Hablando de la enfermedad de mi tío, me dijo que era mortal de necesidad. En castellano corriente añadió con un gesto y un ademán muy naturales y expresivos , es la máquina vieja cuyo organismo empieza a descomponerse.
Al contrario, se desconfía de la amabilidad excesiva y, sobre todo, de la sonrisa dulzona; se le buscan a cada hombre los pliegues y repliegues del alma con el mismo cuidado y atención con que un disecador va palpando y poniendo a la vista con el bisturí todas las fibras de la máquina corporal.
Era necesario que las de Relimpio, con quienes vivía, le hablasen de cosas comunes, que fuese muy grande el trabajo y empezase muy temprano el ruido de la máquina de coser, o que su padrino, el bondadosísimo D. José de Relimpio, le contase algo de su vida pasada.
Palabra del Dia
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