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Actualizado: 5 de junio de 2025


Al fin se detuvo ante un rocín blanco, no muy gordo ni lustroso, con algunas rozaduras en las piernas y cierto aire de cansancio; una bestia de trabajo que, no obstante su aspecto de abrumamiento, parecía fuerte y animosa. Apenas pasó una mano por las ancas del rocín, apareció junto á éste un gitano, obsequioso, campechanote, tratándole como si le conociese toda su vida.

Luego vieron más navíos ingleses que rondaban ante sus costas como perros agresivos y vigilantes. Dos acorazados de la América del Norte se dieron á conocer por sus mástiles en forma de cestos. Después pasó á todo vapor, con rumbo al Báltico, un navío ruso, blanco y lustroso desde las cofas á la línea de flotación. «¡Mal! clamaban los viajeros procedentes de América . ¡Muy mal!

Después, la balsa adonde acudíamos en partidas de quince o treinta, todos al mismo vuelo, alzándonos en un momento de la llanura, para beber el agua del manantial y salpicarnos de gotitas que rodaban sobre el lustroso plumaje... En medio de esa charca había una aliseda, algo así como un ramillete muy espeso, y en aquel islote nos guarecimos.

Dos rosas asomaban sobre sus orejas, y bajo el ala de su fieltro, echado atrás y adornado con una cinta a flores, escapábanse en rizado flequillo las ondulaciones de su cabello, lustroso de pomada. Febrer, viendo estos adornos casi femeniles, sus grandes ojos y su pálida tez, lo comparó a una doncella exangüe de las que idealiza el arte moderno.

Un hombre con alma de artista ha pasado muchos años tallando esas maderas, el tiempo cariñoso ha venido a contemplar su obra, comunicándoles el tinte opaco y lustroso, el aspecto de vetusto que las hace inimitables... ¡para que un cura imbécil y colorista arroje sobre ellas un tarro de añil diluido, encontrado en un rincón de la sacristía!

Esta substancia tiene ya cien aplicaciones en la vida diaria y, a medida que aumente el conocimiento de sus posibilidades, irá extendiéndose su utilidad. El asfalto, betún o brea mineral, en su estado natural es amorfo, de color negro que tira a moreno, lustroso, y se compone de varios hidrocarburos, cuyas proporciones varían según la localidad donde se obtiene el mineral.

Hablaba con ternura infantil de Chifón, un gato obeso y lustroso, y de dos canarios que había confiado a la portera.

Más bien era, en conjunto, un caballero grave, decoroso y de toda respetabilidad. Su color, que se extendía por toda la cabeza hasta su larga trenza, se parecía al de un hermosísimo papel agarbanzado y lustroso, y eran sus ojos negros y penetrantes. Tenía nariz recta y delicadamente formada, la boca pequeña, los dientes menudos y limpios, y cejas inclinadas en ángulo de quince grados.

Del tubo del aparato de cobre para hacer café, cuyo vientre, bruñido y lustroso, reflejaba el fulgor rojo del fuego, se elevaba un ligero vapor azulado que volvía a bajar hacia la mesa, en nubecillas, empañaba el azucarero de plata y coronaba con un rocío las tazas de café.

Así mientras duraban estos coloquios, como después al retraerlos a la memoria, Rafaela lo veía todo tan pulcro, tan acicalado y tan moralmente pulido y lustroso, que se desesperaba de sus amistosas relaciones con Arturito como si fuesen fea mancha en medio de tanto resplandor, nitidez y aseo.

Palabra del Dia

rigoleto

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