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Los buques, al continuar hacia Poniente, aunque parecía que navegaban por un océano llano e igual, subían y subían, siguiendo el lomo ascendente de esta protuberancia del planeta.

Los caminos del interior todavía no están adaptados para vehículos, de modo que gran parte del viaje tiene que hacerse a lomo de mula; pero las mejoras van aumentándose constantemente y dentro de poco muchas partes de la república, desconocidas hasta ahora, se abrirán para el viajero y el colono. 1. ¿En qué puerto del Perú se debe desembarcar para ir a La Paz?

Por el contrario, todo le demostraba su semejanza con un canto rodado, el cual ni siquiera tiene forma propia, sino aquella que le dan las aguas que lo arrastran y el puntapié del hombre que lo desprecia. Todo le demostraba que su jerarquía dentro de la casa era inferior a la del gato, cuyo lomo recibía las más finas caricias, y a la del mirlo que saltaba en su jaula.

El ganado mugía, se agitaba tropezándose á menudo. Las terneras se empeñaban en mamar á sus madres; los criados las arrancaban prontamente de la teta. El capitán, en medio, acariciando el testuz de las vacas, tomándolas por los cuernos ó pasándoles la palma de la mano por el lomo, gozaba más en aquel instante que César en medio de sus legiones victoriosas.

Media hora mas tarde, caminando sobre el lomo desnudo de la montaña, fuímos á apearnos á la puerta del estupendo hotel de Rigi-Kulm, que es el punto mas elevado de la montaña y el término de la excursion. Nada mas curioso que aquella Babel europea edificada sobre tan alta cumbre, en medio de un enjambre de lagos, valles y montañas, en el centro de la libre y pintoresca Suiza.

Le había conocido: agradecía sus caricias; recordaba la mano pasada automáticamente por el lomo, mientras conversaba con Leonora en el banco de la plazoleta. Le pareció un buen presagio aquel encuentro, y siguió adelante mientras que el perro volvía a agazaparse en la sombra.

Así como avanzaba el trasatlántico, parecían despegarse de las costas jardines enteros con vistosas construcciones; colinas que sustentaban cuarteles y fuertes; pedazos de roca lisa sobre cuyo lomo de elefante se redondeaban las cúpulas de una batería. Eran islas separadas de la tierra firme por estrechos canales.

En cambio, el mar remontaba su lomo, crecía en altura por momentos, devorando con su mandíbula azul y rectilínea un pedazo de cielo á cada revuelta de la ascensión. Sobre la cumbre iba agigantándose el volumen de una mole de albañilería: «El Trofeo», título que había acabado por convertirse en La Turbie, nombre medioeval del pueblecillo amurallado y pardo que se apretuja alrededor del monumento.

Presentado había ya su proposición a las Cortes, cuando fué llamado con gran urgencia por el Ministro de la Gobernación, su especial amigo. Acudió a la cita más que de prisa; encerróle S.E. en el camarín más oculto de su despacho; y después de pasarle la mano por el lomo y de regalarle una breva, ¿Cómo anda usted de fondos en Madrid? le preguntó en seco. Don Simón se quedó petrificado.

Recordaba vagamente un perro negro de lanas, noble y hermoso; debía de ser un terranova. ¿Qué habría sido de él? . El perro se tendía al sol, con la cabeza entre las patas, y ella se acostaba a su lado y apoyaba la mejilla sobre el lomo rizado, ocultando casi todo el rostro en la lana suave y caliente. En los prados se arrojaba de espaldas o de bruces sobre los montones de yerba segada.