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Actualizado: 6 de junio de 2025
Ya dijo con expresión de lástima, y luego fue retirando su mano poco a poco para llevarla a la cabeza, donde pedían reparación los pliegues de la mantilla y una guedeja rubia, que desertaba de las filas donde la había puesto el peine pocas horas antes . Ya se ha molestado usted bastante.
Recayó, pues, la comisión en Perico Gonzalvo, que, cargando con su hermana, hubo de llevársela al Sardinero, contando con que no faltarían amigas que allí le relevasen en su oficio de rodrigón. Así fue: sobraban en la playa familias conocidas que se encargaron de zarandear a Pilar, y de llevarla de zeca en meca.
Hasta se aventuró varias veces a llevarla a un palco segundo en el teatro y a permanecer allí metido detrás de las cortinas. Se comprendía que aquel triunfo de última hora halagaba su amor propio, le enajenaba de gozo. El señor Ángel era un buen hombre, hábil en su oficio y de sentimientos honrados, pero extremadamente pusilánime.
Perdóname dijo Andrés realmente compadecido. Y sin poder resistir la tentación, sujetola un instante por los brazos y la dio un fuerte beso en la mejilla húmeda y brillante. ¡Eso es peor!... Vamos, déjeme usted... ¡Cómo se conoce que traigo la herrada!... Déjeme usted llevarla a casa, y veremos si después hace burla de mí. ¿Prometes volver?
Sus ojos extraviados miraron hacia la puerta; y había tal seguridad en sus palabras, que Maltrana se volvió, creyendo por un momento en la certeza de la alucinación. Con grandes esfuerzos pudo llevarla hasta el pobre lecho y la tendió en él, creyendo terminada la crisis.
Si ella abandona a Morsamor es porque conoce que, si bien Morsamor la quiere, Morsamor tiene vergüenza de llevarla en su compañía. Harto ha notado ella que cuando Morsamor no está bajo el hechizo de su mirada y recobra la calma y el juicio que le roba la embriaguez del deleite amoroso, ella, si no es objeto de repugnancia para Morsamor, es considerada por él como un estorbo y como un escándalo.
La condesa, durante aquella escena, había seguido con los ojos desmesuradamente abiertos los movimientos del aya. Después de sentada ésta, siguió inmóvil, teniendo cogida con una mano la punta de la servilleta en ademán de llevarla á la boca para limpiarse. Los gritos de la niña, aunque amortiguados por la distancia y el obstáculo de la puerta, comenzaron á sonar agudos y lastimeros.
Lucía, sin levantarse, entregó sus manos a Artegui, que las halló tibias y suaves, y las soltó presto. Con la lluvia añadió , no pude llevarla a usted un poco más lejos, hacia la parte de Biarritz, donde hay tan bonitas quintas y parques al estilo inglés. Ni hemos disfrutado casi de la hermosa campiña. ¡Qué bien olían los henos y los tréboles! Y la tierra.
Lejos de mí el tratar de disuadirla, aunque pudiese. Á fin de que goce Clara una efímera é incierta dicha en la tierra, no he de oponerme yo á que tome el camino que más derechamente pueda llevarla al cielo.
Una hora antes había estado en casa de su querida. Con sarcasmo mefistofélico pasó largo rato hablándole de planes para lo porvenir, prometiendo llevarla pronto a vivir consigo y viajar con ella algunos meses y comprarla una magnífica cama que juntos habían visto en un escaparate de la calle de Alcalá. Estuvo jocoso y seductor como nunca.
Palabra del Dia
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