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Actualizado: 9 de julio de 2025
Y dígame usted ahora, en conciencia de buen amigo y hombre honrado: ¿hago yo bien o mal en estas cosas? ¿En qué cosas? la preguntó Leto algo sorprendido. En venirme sola a correr aventuras de esta especie... Es pregunta que me he hecho a mí misma muchas veces, y una no más a papá. Y ¿qué le ha respondido a usted su papá? volvió a preguntarla Leto, entrando en más hondas aprensiones.
La escena acabó por irse Leto al Casino, donde le esperaba el Ayudante de Marina para un partido de billar que dejaron los dos concertado la víspera, dándole hasta quince tantos Leto, además de la salida, como siempre.
Al salir la gente de misa mayor, Leto, como de costumbre, se quedó, con otros amigos, enfrente del pórtico echando un pitillo, un párrafo y algunas ojeadas maquinales a las villavejanas de todos los días; y hablando, fumando y mirando, vio salir a Nieves con su padre.
Mi padre no sabe más que lo que yo he querido que sepa, y el público ¿quién podrá adivinar hasta dónde llevará las invenciones? Y le refirió el suceso con los más minuciosos detalles. Don Claudio le escuchó sobrecogido; y no pudo menos de alabar, con su corazón de soldado viejo, el generoso rasgo de Leto.
A mí no me salen más que emplastos, que lo mismo pueden ser peñascales que arboledas o que nubes de granizo... Suba usted esta tarde, si no tiene mucho que hacer... Y subió Leto por la tarde. Otro día le dijo en la botica: He echado a perder aquello que dejó usted empezado para que yo lo continuara. Suba usted esta tarde para enmendarlo, si es que tiene enmienda. Y subió Leto también.
En una de sus idas al balcón, después de haber contemplado en la salita maquinalmente el retrato de Nachito, dijo a Nieves, por decirla algo: Y es guapo de verdad el primito ese. Se lo tenía dicho a Nieves en más de diez ocasiones, y en otras tantas le había contestado ella lo mismo que le contestó entonces: No está mal así. Ya luego vendrá añadió Leto por primera vez.
Teniendo esto en cuenta, sólo aguardaban los del comedor la vuelta de Nieves para salir con ella a hacer la proyectada visita al balandro de Leto, número primero de los del programa dispuesto para aquella tarde.
Hágame usted el obsequio de abrirle la dijo , porque yo no tengo más que una mano desocupada... Esta es la tapa de arriba... Así... Yo le diré en qué hojas están esos dibujos. Es que pienso verlos todos le advirtió Nieves abriendo el álbum como Leto quería.
Pero ¡qué más? ¿No ve usted mi lenguaje? ¿No ve usted mi estilo? ¡Leto filosofando! ¡Leto metafísico! ¡Leto sentimental! ¿Quiere usted novedad más extraña ni milagro más patente, para un lugarón como Villavieja? ¿Se han cumplido o no mis pronósticos?
En esta posición el barco, las velas, deshinchadas y lacias, comenzaron a restallar, con tal estrépito, que asustó a Bermúdez y sorprendió a su hija. Pasen ustedes ahora a este otro lado les dijo Leto, señalándoles el frontero al que ocupaban en el pozo. Así lo hicieron, y con mucho cuidado para no dar con la cabeza en la botavara.
Palabra del Dia
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