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Actualizado: 7 de julio de 2025
Al agremiarse tendrán los productores personalidad legal para poderse dirigir al Estado, á la Provincia y al Municipio, con el fin de estimular á estas entidades en la plantación de moreras, base necesaria para la propagación de la industria por ser el alimento más apropiado al gusano y para la mejor calidad de la seda, imitando en esto el laudable ejemplo dado por la Junta de Obras de este Puerto, que en diversas plantaciones, hechas en el corto espacio de tres ó cuatro años, tiene plantadas 14,000 moreras y se propone, por iniciativa de su dignisimo Presidente D. Francisco Ysern, y de su no menos digno Ingeniero Director D. Luís Moliní, plantar todas las márgenes de este productivo árbol; y al propio tiempo dando una prima á los criadores, como lo hace hoy la vecina República, que da un franco de prima por cada kilo de capullos, y como lo hicieron nuestros católicos monarcas que dieron sabias pragmáticas en las que ofrecían premios de importancia á los agricultores que hicieran mayor plantación de moreras en sus propiedades.
El ex gobernador no descendía, empero, a confundirse con los ciudadanos; la obra de tantos años de paciencia y de acción estaba a punto de terminarse; el período legal en que había ejercido el mando le había enseñado todos los secretos de la Ciudadela; conocía sus avenidas sus puntos mal fortificados, y si salía del Gobierno, era sólo para poder tomarlo desde afuera por asalto, sin restricciones constitucionales, sin trabas ni responsabilidad.
Durante aquella batalla, y hecho ya público el proyecto de mis bodas, al suplicio de ella se añadió el más insoportable de consolarme del forzoso alejamiento de Pepe Guzmán, con las tiernas finezas del banquero, señor legal de mis preferencias y atenciones, y las incisivas enhorabuenas de mis amigos y conocidos. Todo esto era superior a mis fuerzas.
Tantos actos de clemencia le valieron al General el epíteto de clemente y misericordioso, que Ben Zayb se apresuró á añadir á la larga lista de sus adjetivos. El único que no obtuvo la libertad fué el pobre Basilio, acusado ademas de tener en su poder libros prohibidos. No sabemos si se referirían al tratado de Medicina Legal y Toxicología del Dr.
¡Póngase usted fuera de mi alcance! exclamé; sin embargo, un momento después la audacia misma de aquel malvado me hizo reír. ¿Es decir, que usted haría traición al Duque? pregunté. Por toda respuesta aplicó a Miguel un epíteto que no merecía, pues era el Duque hijo de una unión legal, aunque morganática, y añadió en tono confidencial: Me estorba. ¿Comprende usted? Es un bruto celoso.
Don Eugenio parecía una sibila, que, en nombre de la honradez y la mesura comercial, profetizaba las mayores desgracias. Aquella borrachera de dinero no podía acabar bien. No era legal ni justo ganar ocho o nueve mil duros en un mes, jugando, ni más ni menos que los perdidos que van a los garitos; además, ese lucro resultaba criminal, ya que lo que él ganaba otros lo perdían.
Es muy lisonjero ver que, asícomo el primer rey de esa jóven monarquía ha sabido acomodarse con entera lealtad á su deber de monarca constitucional, el pueblo entero, no obstante la lucha legal en que se agitan los partidos liberal y ultramontano, ha entrado de lleno desde el primer dia en la práctica del gobierno constitucional democrático, posee la plena conciencia de sus derechos y deberes, y manifiesta en todos los negocios una solidez de miras poco comun y un fondo admirable de buen sentido que no le ha faltado en ningún momento difícil.
Dios te oiga. MÁXIMO. Todo se reduce a dos paternidades platónicas sin ningún efecto legal... hasta ahora. Lo peor del caso es la autoridad que quiere tomarse el señor de Pantoja... ELECTRA. Autoridad que me abruma, que no me deja respirar. Yo te suplico que no hablemos de ese asunto. Se me amarga la alegría que siento en esta casa. MÁXIMO. ¿De veras? ELECTRA. Sí.
¡Es un error! ¿Pero de veras viene doña María? Yo estoy temblando... Alguien ha entrado en la casa. No había acabado de decirlo cuando sintiose gran ruido abajo y arriba gran conmoción. Apareció Amaranta, apareció Inés, emitiéronse distintos pareceres, pero prevaleció el de que se recibiese decorosamente a la de Rumblar, contestando a sus cargos en el terreno legal, si ella en el mismo los hacía.
Una cultura legal solidísima, mucha ciencia de la vida y del corazón humano, una natural aptitud para la observación, que en el ejercicio de su profesión se había convertido en genial clarovidencia y casi en presciencia inerrable, eran circunstancias reunidas para hacer de él una de las mejores autoridades de la magistratura helvética. Y, sin embargo, su primera vocación había sido otra.
Palabra del Dia
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