Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de mayo de 2025


no has visto na replicó el viejo pastor con un gesto de supremo desdén. Nuevo y profundo silencio. Aquel osado Ícaro que había querido elevarse con alas de cera, vino al suelo para no levantarse ya. La sabiduría del tío Leandro cayó sobre él y le dejó sepultado por siempre. La paz y el silencio debidos a los que han desaparecido le acompañaron piadosamente.

En un resto de arboladura puso Gravina la señal de retirada, y acompañado del San Justo, el San Leandro, el Montañés, el Indomptable, el Neptune y el Argonauta, se dirigió a Cádiz, con la pena de no haber podido rescatar el San Ildefonso, que ha quedado en poder de los enemigos.

Para tenerla contenta apelaba al recurso de los regalitos; apenas se pasaba un día que no viniese de la calle con alguno: un alfiler imperdible, una peineta, un frasco de perfume. Lo que más papel representaba eran las yemas de San Leandro, aquellas famosas yemas que tanto agradaban á la tabernera y con las cuales antes no cesaba de burlarla.

Dineros he menester yo; que agüelos no respondió el Estudiante : con los míos me haga Dios bien ; que me han dicho mis padres que deciendo de Leandro el animoso, el que pasaba el mar de Abido «en amoroso fuego todo ardiendo» , y tengo mi ejecutoria en las obras sueltas de Boscán y Garcilaso .

Mientras tanto se presentan en el convento los dos mercaderes; fíjase la hora en que han de profesar; pero al aproximarse, se les aparecen el Demonio, el Mundo y la Carne, y les aconsejan que no renuncien tan locamente á los placeres terrenales. Antonio y Leandro se quedan estupefactos; hacen la señal de la cruz, ante cuyo signo huyen los fantasmas, y entran en el claustro.

Muy rico también, muy majo; pero me gusta más la mejorana. Leandro se había acercado. Era el anciano pastor encargado de los grandes rebaños de ovejas que Reynoso poseía, el personaje más considerable de aquellos campos, grave, prudente, sentencioso. En pos de él otros tres zagalones que le ayudaban, y más tarde el pastor de las vacas que acudía como siempre al señuelo del cigarro.

De pronto le sacan a esta vida agitada.... ¿Y qué es lo que tiene? Leandro era un sobrino carnal de D. Julián, hijo de una hermana que residía en la Mancha. Había venido a pasar una temporada a Madrid y la pasaba alegremente reunido a otros muchachos de la misma edad. Para cierta excursión de campo había pedido a su tío el carruaje.

El auditorio guardó silencio, dando tiempo para que estas notables palabras penetrasen lenta y profundamente en su espíritu. El tío Leandro las rebatió al fin severamente. Cuando se habla una cosa, Celipe, es porque se sabe. ¿Sabes , por un si acaso, que han de levantar los trigos dos palmos? Es un decir, tío Leandro. Bien, pero ¿se sabe o no se sabe? Nadie chistó.

Dejole al cabo de un rato Marroquín, pero tan estropeado y maltrecho, que en vez de reírse de la broma, comenzó a toser y a quejarse; la verdad es que estaba muy pálido: «¡Barájoles! esto pasa de broma, Sr. Marroquín. ¿Pues no estaba V. haciendo lo mismo con D. Leandro? Pero yo no le apretaba con todas mis fuerzas, como V. ha hecho conmigo

El pastor de las vacas trató de llevar a la señora para que los viese, pero ésta manifestó que no tenía tiempo: por la tarde o al día siguiente los vería. ¿A que no sabéis por qué viene la señora en este tiempo? preguntó con increíble finura y sonriendo con una boca que le llegaba de oreja a oreja el zagalón Felipe. Nadie respondió. El tío Leandro dirigió hacia él los ojos con inquietud.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando