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Actualizado: 6 de noviembre de 2025
Currito era un holgazán, un perdido, un verdadero mueble, pero tenía un corazón afectuoso y leal. A D. Luis, que era el ídolo de Currito, le sucedía como a todas las naturalezas superiores con los seres inferiores que se les aficionan. D. Luis se dejaba querer; esto es, era dominado despóticamente por Currito en los negocios de poca importancia.
¿Qué, de leales sois, le dice luego: Mirad pues bien el pago que sacado Habeis de esa contienda y triste juego, Que tan contra razon habeis jugado? Hermano, por ventura estais tan ciego, Que no veis que es andar de pié quebrado: El triste del leal dice temblando, Hermano, lo que sé que estoy penando.
No haces mal el papel de bufón; sin embargo, no carece de encanto el casarse con una amiga de la infancia, cuyo carácter se conoce, cuyos gustos... ¡Inocente! ¿Crees tú que jamás pueda conocerse a una joven? ¡Casi no me atrevo a alabarme de conocer a mi hermana! María Teresa tiene un carácter franco, leal... no comprendo cómo puedes compararla...
»A ti sólo, que eres mi amigo más íntimo y leal, puedo decírtelo; y a ti no puedo menos de decírtelo, a fin de aliviar el peso de mi angustiado corazón: soy muy desdichado. »Beatriz se casó conmigo por amor. A pesar de la gran diferencia de edad, me quiso, no hallándome inferior a cuantos ahí había visto.
El médico conocía, pues, que para su enfermo él no era ya un amigo íntimo y leal, sino su más encarnizado enemigo; de consiguiente, era natural que una parte de esos sentimientos tomara forma visible.
Lo que le ruego es que me crea un hombre leal y franco, y no dude de mi buena voluntad y mejores propósitos. Quiero y puedo hacer mucho en favor de usted. En cambio, aspiro á que oiga V. mis consejos y á que los siga. Don Carlos oyó al Comendador atentamente y con muestras de respeto y deferencia. Luego le contestó: Sr.
Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra los moros, entre los cuales fué mi padre, que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho, con cargo de acemilero de un caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, fenesció su vida.
Vamos a otro punto. ¿Tiene Vd. medios de hacer que su señor hermano influya en el ánimo de la niña, para que ésta a su vez procure que su padre deje de ser hostil al engrandecimiento de la comunidad? No, señora; no tengo medio alguno para lograrlo; y ya que Vd. me honra buscándome para una cosa tan de mi gusto, quiero ser leal con Vd.
Busque usted y no tardará en hallar al traidor. Un amigo leal.» Echola al correo y esperó con ansia el efecto que producía. D. Pedro la recibió delante de ella y la leyó. Su rostro se contrajo fuertemente y se cubrió de palidez cadavérica. ¿Quién te escribe? preguntó ella con naturalidad.
Baldomero era juicioso, muy bien parecido, fornido y de buen color, cortísimo de genio, sosón como una calabaza, y de tan pocas palabras que se podían contar siempre que hablaba. Su timidez no decía bien con su corpulencia. Tenía un mirar leal y cariñoso, como el de un gran perro de aguas.
Palabra del Dia
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