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Actualizado: 6 de julio de 2025
Estrechó la mano de la señora Liénard y declaróse profundamente agradecido por la confianza que se dignaba mostrarle. Le agradezco añadió Delaberge que me trate como amigo; aunque es de reciente fecha nuestro conocimiento, le puedo asegurar, señora, que habré de serle enteramente leal. Siento por usted la más tierna estimación y el ardiente deseo de serle útil.
Sin embargo, yo sospecho que sin haberte tratado con ellas les tienes antipatía a las Aliaga, y tal vez esa bondad tuya ha sido un cálculo para alejarme de ellas... Yo no calculo nunca, Adriana, soy demasiado leal. Lo sé, lo sé... pero entonces yo sí he calculado, te lo confieso.
Mi dolor no os alborote, aunque más terrible sea, pues, por pagaros escote, aquí lloró don Quijote ausencias de Dulcinea del Toboso. Es aquí el lugar adonde el amador más leal de su señora se esconde, y ha venido a tanto mal sin saber cómo o por dónde. Tráele amor al estricote, que es de muy mala ralea; y así, hasta henchir un pipote, aquí lloró don Quijote ausencias de Dulcinea del Toboso.
Ciertamente; sirviendo á Lerma, me servís, porque el duque es mi más leal vasallo. Lo podéis afirmar, señor... el duque de Lerma... La duquesa se encontraba en ascuas: lo que la sucedía era un verdadero compromiso, porque, al fin, el rey era el rey.
El mismo mensajero traia el encargo de pedirle que nombrase una persona leal y capaz que, encargada del mando general, regularizase las operaciones en su provincia.
Antoñona no calló a Pepita su descubrimiento, y Pepita no acertó a negar la verdad a aquella mujer que la había criado, que la idolatraba, y que, si bien se complacía en descubrir y referir cuanto pasa en el pueblo, siendo modelo de maldicientes, era sigilosa y leal como pocas para lo que importaba a su dueño.
Es tenaz, leal y valeroso por orgullo, como es intolerante en religión y preocupaciones de raza y dinastía, pródigo, obsequioso, apostador, reservado, bebedor y todo lo demás por orgullo.
Sí, Pepe; soy más leal que tú: me tienes ofendida. Dices que me quieres porque soy buena, y has sido capaz de suponer que podía hacerme mal efecto, así, clarito, lo de trabajar en una imprenta. Basta de esto, porque no quiero parecerte pesada; y conste que me conoce mal quien suponga que el obrar bien pudiera hacerle desmerecer en mi ánimo.
Al punto que desiste luego viene La gente de leales de los sotos, Y el Abrego leal no se detiene, Que espera de tener aquí mas votos: El Lazcano malvado pues no tiene Los filos del intento, malos votos, Que con presteza á muchos sobornando, Al Abrego procura dén el mando.
Pensé que podrías haberte enamorado de... de Julio. ¿De Julio? Sí, de Julio. ¡Qué idea! Un amigo tan leal, tan bueno, que con nosotras congenia tanto, se diría casi un hermano nuestro. Y tú sabes que viene aquí hace años. ¿Cómo se te ocurre que Camucha no me hubiera dado bromas con él, alguna vez? Y Laura llamó a gritos: ¡Camucha! ¡Camucha! ¡Pero que no venga Zoraida, ni nadie, sino Camucha!
Palabra del Dia
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