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Actualizado: 17 de julio de 2025
Se fueron, y dos horas después, cerca de un rancho, encontramos otra partida de jinetes, con lanzas también, y con esos caragüelles bombachos que parecen enaguas recogidas en las botas; pero éstos llevaban al cuello pañuelos blancos.
Finalmente, volvieron los dos a su comenzado camino, y al declinar de la tarde vieron que hacia ellos venían hasta diez hombres de a caballo y cuatro o cinco de a pie. Sobresaltóse el corazón de don Quijote y azoróse el de Sancho, porque la gente que se les llegaba traía lanzas y adargas y venía muy a punto de guerra.
Flimnap acabó por depositarlo en una mano del gigante, acompañando esta ofrenda con una nueva mirada de ternura. Lo único que turbaba su dulce entusiasmo era ver que la cara del coloso se hacía más fea por momentos. Aquellas lanzas de hierro que iban surgiendo de los orificios epidérmicos tenían ya la longitud de la mitad de uno de sus brazos.
Felicitábanse los arqueros cuando descubrieron otro enemigo aun más temible que las impotentes lanzas de los jinetes.
Hubo, por otra parte, cristiano que por entre las lanzas de los moros asía una vasija de agua y bebía traspasado .
Corrí a la gradería de bambú que daba al patio. Rompí la valla, y penetré en la cuadra. Mi caballo, preso en las tinieblas relinchaba, tirando furiosamente del cabestro. Salté sobre él, sujetándole por las crines. En este momento, por el postigo de la cocina que había saltado en astillas, penetró una horda armada de linternas, lanzas, clamando delirante.
Los juegos de la luz fingen en la llanura bosques, campos, ríos y pueblos que no existen: es un país falso y teatral que guarda cierta semejanza con el fondo del cuadro de las Lanzas, de Velázquez; pero cautiva la vista por su esplendor, y dilata el pecho por su inmensidad.
Y saltan lanzas hechas astillas, relumbran rojas cien mil cuchillas, todos revueltos, todos trabados, los capitanes y los soldados, y los jinetes, y los pendones, y las banderas, y los pendones entran y salen, rugen, batallan, cristiano y moro do quier se hallan, y de la sierra por las vertientes, la sangre corre corre á torrentes.
Amar por señas es una obra dramática magistral en toda la extensión de la palabra, tan original como ingeniosa, y llena de bellezas poéticas de primer orden por su energía y por su dulzura. Un caballero español, llamado Don Gabriel, ha asistido á un torneo en la corte de Lorena, rompiendo más lanzas que ninguno de sus contrincantes.
Que somos unos estafermos y que no servimos para nada. ¡Perder una elección! Es la primera vez de mi vida. No. Que escogimos un candidato muy simple. Hablando en plata, eso es lo que dirá la Junta de Orense. Poco a poco exclamó el arcipreste dispuesto a romper lanzas por su caro señorito . No estamos conformes....
Palabra del Dia
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