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Actualizado: 17 de junio de 2025
De pronto, cuatro pipas encendidas como hogueras, aparecen seguidas de sus propietarios. Hablan todos a la vez: cueros, lanas, géneros o aceites... El encanto está roto; en vano la luna los baña cariñosa, los envuelve en su encaje, como pidiéndoles decoro ante la simple majestad de su belleza. Hay que dar un adiós al fantaseo solitario e ir a hundirse en la infame prisión del camarote...
Púsose después a peinar las largas lanas de Bruin, el oso de Noruega, su mudo compañero; y en esta operación se hallaba, cuando un tropel de gente sospechosa invadió de repente la casa, en actitud nada tranquilizadora.
Los cinco vascos éramos bastante odiados por la tripulación. Nosotros teníamos un perro de lanas blanco, que alimentábamos, y la marinería otro. Los dos perros se detestaban. El equipaje se hallaba dividido en dos bandos: el de los holandeses y el de los portugueses. De esta gente no se sabe cuál es peor, los unos son una canalla rubia y los otros una canalla morena.
Al fin recordó que era nieto del tío Tomba, el pastor ciego á quien respetaba toda la huerta; un buen muchacho, que servía de criado al carnicero de Alboraya, cuyo rebaño cuidaba el anciano. ¡Grasies, chiquet, grasies! murmuró agradeciendo el saludo. Y siguió adelante, siendo recibido por su perro, que saltaba ante él, restregando sus lanas en la pana de los pantalones.
Si la agricultura produce principalmente granos y frutas, con algún ganado y abundancia de legumbres, la fabricacion, aunque variada, consiste principalmente en los trabajos do quincallería, que son valiosos y estimables. Hay también en las tres provincias muchos molinos harineros, telares para lanas, fábricas de papel y de otros artículos de menor importancia.
Ofreció uno a don Víctor, diciendo: Vamos, Quintanar, usted que es cazador... y yo que también lo soy... ¡al monte! ¡al monte! Y con los ojos, al decir esto, se lo comía, y le insultaba llamándole con las agujas de las pupilas idiota, Juan Lanas y cosas peores. ¡Bravo, bravo! gritaron aquellos señores, que aplaudían el heroísmo ajeno.
A fe que no será lo primero, porque lo que es él es un hombre de los buenos; no hay que decir. Pero esa mariparda lo ha engatusado con su canto, que dura desde que echa el sol sus luces hasta que las recoge, pues no hace naíta más. Ya se lo dije yo: don Federico, dice el refrán, toma casa con hogar y mujer que sepa hilar; y no ha hecho caso; es un Juan Lanas.
Que yo me quedo aún en el pueblo, y que á los tres días se bautiza solemnemente un niño. Aunque me digan frailes franciscos que aquel niño es hijo de matrimonio, y que es hijo de Juan Lanas y de su mujer, yo diré siempre, aun cuando pasen muchos años: ese tal no se llama Juan Lanas, ó no debe llamarse, sino Juan de Quevedo y Sandoval.
Era sobre todo el instante supremo, en el recogimiento de la obscura capilla, cuando conoció la inefable embriaguez de un amor correspondido. ¡Pobre Breal! Mago inconsciente, su voz evocaba aquel pasado inolvidable, y mientras le regañaba un poco, Liette acariciaba maquinalmente sus lanas de nieve como las imágenes engañadoras que pasaban ante sus ojos soñadores.
Maltrana, al llegar a la puerta, tenía que abrirse paso entre dos hermosos galgos de elegante delgadez y otros perros de lanas sucias y colgantes, feos, plagados de parásitos, pero que gozaban de una fama igual a la del amo, por sus sorprendentes habilidades. Dentro se hallaba el Mosco.
Palabra del Dia
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