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Actualizado: 2 de julio de 2025
Pero de nuevo el resultado fue ininteligible, pues no fue más que un grupo de letras enigmáticas engañadoras y decepcionantes. Recordé lo que mi amigo, perito en la materia, me había dicho, y mi corazón se abatió profundamente.
Dices que no comprendes cómo esa Elena, que te había pintado tan piadosa y cándida, se ha dejado arrastrar a una intriga más o menos galante. No te falta nada para decir que la calumnio. ¡Como si las apariencias no fuesen con frecuencia engañadoras! ¡Como si el corazón de las mujeres no fuese desde la cuna un abismo de misteriosa perversidad y de instintiva perfidia!
No me había dado derecho alguno para estar quejoso, ¿De qué la podía yo censurar? Hubiera podido quejarme de ella si me hubiera halagado con esperanzas engañadoras; pero nunca me dio la menor esperanza, nunca me prometió cosa alguna.»
Entonces, ¿por qué desde el último naufragio, ya sabes, aquel lugre que se estrelló contra la costa, atraído por nuestras señales engañadoras... por qué tengo una fiebre ardiente y pesadillas espantosas? En vano he bebido tres veces, a media noche, el agua de la fuente de Krinoëck; en vano me he frotado con la grasa de una gaviota sacrificada en viernes; nada, nada, me ha calmado.
Era sobre todo el instante supremo, en el recogimiento de la obscura capilla, cuando conoció la inefable embriaguez de un amor correspondido. ¡Pobre Breal! Mago inconsciente, su voz evocaba aquel pasado inolvidable, y mientras le regañaba un poco, Liette acariciaba maquinalmente sus lanas de nieve como las imágenes engañadoras que pasaban ante sus ojos soñadores.
Adios, adios por siempre, celestes fantasías Que al corazon tranquilo, y en mas serenos días, Brindaron halagüeñas, dichoso porvenir, Pasad engañadoras visiones peregrinas: En vez de frescas rosas tan solo piso espinas, Y el sol de mi esperanza no veo ya lucir.
El halcón lanzado en el espacio lo abarca con una sola mirada y divisa la casi invisible caza; así la raya desde las profundidades del Océano, al olor de una presa tentadora sube diligente en su busca. En ese mundo semi-obscuro, mundo de luces dudosas y engañadoras, sus habitantes fíanse en el olfato y en ocasiones al tacto. Los que, como el esturión, excavan el fango, tienen un tacto exquisito.
Mañana, según la costumbre, esa espesa cabellera caerá bajo las tijeras; mañana, el paño y el sayal reemplazarán a esos brillantes tejidos; mañana quedará sometida a un juramento inquebrantable; pero hoy, la costumbre quiere que asista a las vanidades y a las alegrías engañadoras de un mundo que ella no conoce, como para darle un eterno y último adiós.
Por eso el que entienda bien las reglas que hemos propuesto, tratando de la formacion de los sylogismos, sabrá los fundamentos con que ha de desenredar todos los sofismas, mayormente si descendiendo á lo particular advierte las varias maneras capciosas, y engañadoras que hay de sylogizar, ya por el mal uso de las palabras, ya por la mala inteligencia, y aplicacion de las cosas.
Palabra del Dia
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