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Actualizado: 29 de mayo de 2025


No se lo parecería tanto se tratara en la novela de cosas del otro jueves: de laberintos de sucesos, de lances inesperados, de sorpresas deslumbradoras y espantables, obra para la cual se exige una fuerza inventiva de todos los demonios, y hasta un acopio de auxiliares mecánicos que no se hallan ni se construyen en los talleres de un novelista cualquiera.

Abajo vereis, si contemplais, la ciudad desde la Plaza del Congreso, un enjambre de calles y callejuelas formando laberintos, y monumentos y edificios de las mas diversas formas, que resumen por decirlo asíla historia de Brusélas hasta principios del presente siglo.

Al cabo el viajero llega delante de la colosal ruina del Castillo, enjambre de muros admirables, casi todos sin techumbre, de torres de diversas formas y estilos, de arcos, columnas, restos de estatuas y esculturas primorosas, curiosidades artísticas é históricas, patios diferentes, puentes destrozados, sótanos profundos, balcones y terrazas y laberintos de construcciones de todo género, abrumados por la exuberante vegetacion de árboles gigantescos, coronados de flotantes pabellones de yedra que parecen como la verde mortaja echada por la naturaleza sobre las maravillas del arte para impedir que el tiempo las devore y pulverice.... Donde quiera se ven asomar por entre el follaje de los árboles cien cabezas de mármol, esculturas ó construcciones atrevidas, y admirables relieves y frescos bajo las manchas de la hiedra invasora, como si quisiesen protestar contra el olvido, en nombre de los artistas que grabaron el sello de su inspiracion en cada baldosa, cada estatua, cada piedra y cada monumento de ese enjambre de monumentos que se llama el Castillo.

A derecha é izquierda los ojos no descubren sino cerros desnudos y tristes, contrafuertes formidables de la Sierra, destrozados, revueltos, tajados en sus inmensas moles graníticas, ó multiplicándose en laberintos de rígidas colinas y laderas.

Vuelvo al través de solitarias breñas A los lejanos valles, de en su cuna De umbrosos bosques y encumbradas peñas El lago del desierto reverbera, Adormecido, nítido, sereno, Sus montañas pintando la ribera Y el lujo de los cielos en su seno. ¡Oh! y éstas son tus mágicas regiones Donde la humana voz jamás se escucha, Laberintos de selvas y peñones En que tu rayo con las sombras lucha.

Pues bien: algunas horas antes de la que señalaron para la partida salí a la calle, impulsado por un sentimiento de amor hacia los laberintos de aquella ciudad que en sus repliegues escondidos había dado un asilo a mi tristeza. Sentía salir de Córdoba como siente el ermitaño dejar su cueva.

Las ricas arborescencias donde se descoge la actividad de esas tribus laboriosas, los ingeniosos laberintos que parecen buscar un hilo, ese profundo juego simbólico de vida vegetal y de toda vida, es el esfuerzo de una idea, de la libertad cautiva, sus tímidos tanteos hacia la prometida luz, relámpago encantador del alma joven comprometida en la vida común; pero que, suavemente, sin violencia, con gracia, se emancipaba de ella.

Ni faltan arriates todo alrededor, en que las flores también abundan; y para más primor y amparo de las flores, hay encañados vistosos, donde forman las cañas mil dibujos y laberintos, rematando en triángulos y en otras figuras matemáticas.

Allí todo es voluptuoso, risueño, tentador. Ya se divierte uno en querer hallar la pronta salida de los laberintos de arrayan, ó en descifrar las alegorías de todas formas trazadas en el suelo por medio de los mismos arbustos de arrayan hábilmente dispuestos; ya se goza en admirar los grupos floridos, los juegos de aguas ingeniosísimos y sorprendentes, las numerosas fuentes de formas arábigas y las escalinatas de mármol donde el sol andaluz brilla con todo su esplendor.

En las Andalucías, con excepción de las llanuras de Sevilla y la Vega de Granada, los valles son muy reducidos en lo general, el terreno es donde quiera desigual, rocalloso, surcado por laberintos de cerros, de grandes serranías, de colinas bruscas y profundas ramblas. Así, la parte habitable y explotable de las Andalucías es muy reducida en comparación á su extensión geográfica.

Palabra del Dia

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