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Actualizado: 12 de noviembre de 2025


El notario salió, y los prometidos esposos cayeron de rodillas a los pies de Juanita. Escúchenme les dijo, después de hacerles levantar; el matrimonio de ustedes se llevará a cabo, y no me den las gracias agregó vivamente. Las condiciones que se me imponen, nada me cuestan. Hace mucho tiempo que me he prometido a misma y he jurado a Dios no volver a casarme; cumpliré este juramento.

Francisco Montiño no encontraba otra salida al pasmo que le causaba todo aquello, mas que encogerse de hombros y decir: ¡Y yo que hubiera jurado que la reina era una santa! Y luego añadía, en una reacción de la razón y de la voluntad: No, no, señor, es imposible, imposible de todo punto; yo estoy soñando ó me he vuelto loco.

La ciudad envió á don Jorge de Portugal Veinticuatro y al jurado Alonso de Cespedes y á Francisco Sanchez escribano para que asistiesen por Sevilla á la junta de la Rambla «sobre la confederación desta andaluzía» dando de ayuda de costa á los dos primeros á razón de 1000 maravedises diarios y 570 al escribano. Rey e señor ser en castilla» .

Era este joven hijo de aquél que había jurado beberse la sangre del siervo de Dios, si el cielo con la muerte no le hubiese atajado los deseos.

La Esfinge tomó la tarjeta, púsola a conveniente luz, y clavó en el retrato la vista a través de sus anteojos, con una fijeza tan inalterable y dura, que Ángel hubiera jurado que le hacía daño en el pecho y que por eso latía su corazón tan desacompasadamente.

Alegrísimo el siervo de Dios con tan buen principio de su misión, de donde infería el logro de sus deseos, se puso luego á tratar las paces de aquella gente con los Ziritucas, á quienes por un leve disgusto habían jurado dar la muerte; y asegurándose aquellos entre los bosques, habían saqueado y robado toda la tierra, y pegado fuego á las casas.

Graciana había jurado fidelidad, pero Alejandro, así que las señoras y el señor de Montifiori desaparecieron, comenzó a excitar poco a poco la imaginación de Graciana contándole las maravillas que aquella noche iban a hacer los «Tenorios» en el tablado de la Alegría. La mujer es un ser débil en todas las clases sociales. Graciana comenzó por resistir y Alejandro terminó por vencer.

¡Señor, haga el favor de dejar paso! dijo el conductor, dirigiéndose al comerciante. El cual miró a Krilov y se apartó un poco, tan poco, que el otro apenas pudo pasar, y hasta hubiera jurado que el comerciante le oprimía ex profeso con su voluminoso cuerpo. Sofocado, Krilov saltó, por fin, a tierra y empezó a correr, a la ventura en persecución de la muchacha.

Repararon los jueces en el juramento y dijeron: ''Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley, debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre''. Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces del tal hombre; que aun hasta agora están dudosos y suspensos.

7 ¿Qué haremos en cuanto a mujeres para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por el SE

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vengado

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