Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de mayo de 2025


El médico no intentó disputar más, porque a su vez empezaba a hallarse preocupado con la flema del heredero de los Moscosos. Hay que decir, en abono del discutidor higienista, que tomaba su profesión por lo serio, y la respetaba tanto como Julián la suya.

Desde el funesto lance tuvo Julián que barrerse el cuarto y subirse el agua, porque ni Cristobo ni las criadas hicieron caso de sus órdenes, y a Sabel no quería verle ni la sombra en la puerta.

D. Julian de Leiva; se recibió un pliego con oficio de la Exma. Junta gubernativa, fecha de ayer á las 9 y media de la noche; cuyo tenor es el siguiente: EXMO. SE

Ya lo tenía resuelto cuando recibió una tarjeta en que Julián le anunciaba que por exigencias de un negocio marchaba a Barcelona, donde pasaría dos meses. «Esas tontas pensó Emilia no saben lo que se pescan. Si este hombre hubiese puesto en los ojos, o no se marcharía o hubiese venido a despedirseEn aquellos dos meses no la escribió una sola carta.

¡Hola! ¿Me conoces? Y sin aguardar la contestación se metió adentro y cerró la portezuela. Julián.... Julián gritó a su amigo antes de abrir la mampara del escritorio . Vengo a hacerte un favor.... ¡Qué suerte tienes, maldito! Mándame esas londres a casa. ¡Hola! exclamó el banquero con sonrisa triunfal . ¿Las necesitas? ¡Si, f...., !

Y sobre todo, ¿por qué desistiría de su empeño? Poco a poco, involuntariamente, pensó en él con tal insistencia, que no podía arrancárselo de la imaginación. El resultado de tales cavilaciones fue que, aunque Julián no le dijo nunca cuatro palabras con formalidad, ella se persuadió de que la había querido y de que probablemente seguiría queriéndola.

Aunque departiendo con Julián acerca de la sorpresa que se le preparaba a la familia de la Lage, y de si amenazaba llover porque el cielo se había encapotado, no descuidaba el marqués observar algo que debía interesarle muchísimo. Un instante se paró, creyendo divisar la cabeza de un hombre allá lejos, detrás de los paredones que cerraban la viña. Pero a tal distancia no consiguió cerciorarse.

, señor, para octubre, el tiempo de las castañas..., esperaba el mundo un Moscoso, un Moscoso auténtico y legítimo... hermoso como un sol además. ¿Y no puede también ser una Moscosita? preguntó Julián después de reiteradas felicitaciones. ¡Imposible! gritó el marqués con toda su alma. Y como el capellán se echase a reír, añadió: Ni de guasa me lo anuncie usted, don Julián.... Ni de guasa.

En «La Vena» le dice Julián á Carlota: «Creo que cualquier hombre medianamente dotado y ni muy tonto ni muy tímido, tiene en su vida una hora de suerte, un instante durante el cual los demás hombres parecen trabajar para él, en que los frutos vienen á colocarse al alcance de su mano para que él los coja.

La mesa, en desorden, manchada de salsas, ensangrentada de vino tinto, y el suelo lleno de huesos arrojados por los comensales menos pulcros, indicaban la terminación del festín; Julián hubiera dado algo bueno por poderse retirar; sentíase cansado, mortificado por la repugnancia que le inspiraban las cosas exclusivamente materiales; pero no se atrevía a interrumpir la sobremesa, y menos ahora que se entregaban al deleite de encender algún pitillo y murmurar de las personas más señaladas en el país.

Palabra del Dia

pedregosos

Otros Mirando