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Actualizado: 7 de junio de 2025


Harto sabe usted que eso no es verdad. Mi niña aceptó el corte de vestido y algún que otro regalo; pero los hemos pagado, si no con creces, en lo justo. La levita que lleva usted puesta bien vale la seda que mi hija ha lucido hoy y que tanto jaleo ha causado.

Pregunto yo, ¿para qué es este jaleo, esta mudanza, esta incesante trasmigración de materia, cuando la forma persiste; cuando, si tenemos una berruga, conservamos siempre la berruga? ¿No sería mejor, y no es posible que se descubra, el que no perdamos sustancias con tanta frecuencia, y el que no tengamos tampoco que reponerlas de continuo?

Clotilde se mostró al principio, por un esfuerzo poderoso de la voluntad, más serena que antes; pero ya la gente se encontraba dispuesta a la broma y no valió ningún recurso para ponerla seria. El público, cuando presiente el jaleo, es lo mismo que una fiera cuando huele la sangre: no hay quien lo ataje, y es necesario darle carne a toda costa.

Aquí no pudieron contener los mozalbetes su entusiasmo, y fue tal la algazara y el jaleo de pies y manos, que los transeúntes se detenían en la calle sorprendidos por el estentóreo ruido. Vaya, señores, que no leo más dijo Gallardo guardando sus papeles con orgullo . Esto va a perder la novedad cuando se publique. Bartolo, echa el <i>Obispo</i>. Bartolo, léenos el <i>Papa</i>.

No replicó Briones , yo lo prohibo. El teniente Ramírez quedará arrestado. Está bien dijo refunfuñando el aludido. Si estos señores quieren un poco de jaleo, cuando tomemos Laguardia pueden venir con nosotros advirtió el oficial. Martín creyó ver alguna ironía en las palabras del militar y replicó burlonamente: ¡Cuando tomen ustedes Laguardia! No, hombre. Eso no es nada para nosotros.

Retírase luego el Iman, dejándolos solos. El novio prueba á besar y abrazar á la novia, defendiéndose ésta á mordiscos y arañazos; logra él cogerla; ella chilla y huye, y así se están una hora larga, corriendo el uno en pos del otro entre las risas de ella y los juramentos de él, hasta que el padre penetra en la habitación, manifestando que puede darse por satisfecho de la pureza de su hija, y entonces el novio deja la casa para ordenar los preparativos de la boda, que empieza aquella misma noche y dura otras dos más, con grandes comidas, bromas y jaleo de los convidados.

Ahora me incumbe referir aquí, sin más digresiones, los casos memorables en que intervino Juanita hasta que llegó dicha hora. Don Andrés Rubio, en medio del jaleo y trastorno que había en su casa, estaba tranquilo sin mezclarse en cosa alguna. Sus dependientes y criados, con la hacendosísima Juana a la cabeza, cuidaban de todo y se esforzaban a porfía para que saliese con el mayor lucimiento.

Después me dijeron que les cantase el jaleo, y lo canté de pie sobre una banqueta. ¡Ave María Purísima! Hasta los soldados se acercaban a la tienda para oír. Entre los oficiales había dos que no me dejaban de la mano, y me decían que si me pasaba al ejército francés me tomarían por ayudante, llevándome a Francia, a París, y de París a recorrer toda la Europa.

Los demás recalaron todos á la tienda de Crisanto, en la calle de Pedro Conde, levantaron al montañés que ya se había acostado, é introduciéndose por la puerta falsa del portal, invadieron ruidosamente el establecimiento. Y ¡vengan cañas de Sanlúcar! ¡venga cante y guitarra y jaleo!

Las del tercero, que eran las amas o sobrinas del ecónomo de San Andrés, que allí vivía, se pusieron a bailar, y al poco rato hicieron lo propio de los del segundo de la derecha. En el principal y segundo de la casa de enfrente armose igual jaleo, y como los chicos alborotaban tanto en la calle, la gritería era espantosa y D. Evaristo y su amiga tuvieron que callarse, mirándose y riendo.

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