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Actualizado: 17 de julio de 2025
¿Qué tontería es esa, muchacha? dijo el General. El Rey está en el castillo, herido. A que no. Herido sí, pero está allí, con el conde Federico, y no en el castillo insistió la moza. ¿Está en dos lugares a la vez, o es que hay dos Reyes? preguntó Flavia sorprendida. ¿Cómo sabes que está allí?
A la legua será, porque, lo que es de cerca ni pizca manifestó Manuel Antonio. Y María Josefa y Emilita Mateo y Paco Gómez confirmaron con su risa la especie. Amalia insistió.
Insistió el joven cada vez con más afán. La generala cedió al cabo «por compasión, porque temía que hiciese una locura,» citándole para el día siguiente. Miguel debía pasear a pie y por la tarde hacia la Casa de Campo, y tropezar casualmente con el carruaje de Lucía: ésta mandaría parar y entablarían conversación, hasta que a la postre le invitaría a subir y dar con ella un paseo.
Lo que no podía sufrir con paciencia era que el Conde se complaciese y aun se gloriase de ir subiendo por mayores asperezas, y de estar luchando con dificultades más rudas que las que ella le había excitado en balde a subir y a vencer. A pesar de su empeño en fingirse todo lo contrario, Elisa insistió entonces en formar gran idea del mérito de doña Beatriz.
Don Juan insistió: Pues dime que nos veremos. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¡Cristeta, tú no sabes cómo estoy! Una vez..., te lo prometo...; quédate aquí, no me acompañes más..., y luego ten prudencia y no me sigas. Te obedeceré..., lo que tú quieras...; pero júrame que nos veremos pronto, que no me has olvidado por completo.
Y crean ustedes que los inventores del pan, del paño y de la cocción de los alimentos fueron más grandes y dignos de gloria que los autores de todas las maquinarias de nuestra época. En la formación de los países americanos insistió Zurita ocurre lo que en los grandes edificios que ahora se construyen.
Iremos a cuidarle si cae enfermo en cama, y cuando no, vendrá él a almorzar, a comer y a charlar con nosotros todos los días. Doña Luz insistió en irse a su casa; pero D. Acisclo siguió oponiéndose, y fue menester que doña Luz cediera, ofreciendo gustosísima su casa para que en ella viviese el Padre.
¡Es necesario! insistió Francisco con mayor energía. Había en su acento algo tan imperativo que ya no resistió más. Venga usted murmuró con sorda resignación.
Precisamente, en el mismo momento el arcángel Miguel, que había venido á visitar á los dos reprobos contra su voluntad, insistió cerca de su divino amo para que diese por terminada la visita. Le era insoportable este capricho del Señor, pero protestaba de él con toda la circunspección de un ministro de la Guerra que lleva muchos siglos acompañando á su soberano.
Vea al médico... A mí no me impresionan esas quejas; ya sabe que no soy poetical. Fernando insistió. Le esperaba una noche horrible: no podría dormir. Yo le enviaré con la doncella unos sellos que dan sueño. ¡Oh, si ella quisiera!... ¡Si le permitiese ir detrás de sus pasos al encuentro de la felicidad! No compregndo... no compregndo.
Palabra del Dia
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