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Actualizado: 9 de julio de 2025
Además, el doctor le había inspirado una gran confianza y sentía el anhelo de todo enamorado por comunicar su felicidad. ¿A quién mejor que al bondadoso Aresti, que además aparecía ante sus ojos engrandecido por su parentesco con Pepita?... La reserva vergonzosa del ingeniero, se convirtió en una verbosidad atropellada.
¿En dónde está Pablo? preguntó el ingeniero. Acaba de bajar a la huerta replicó el señor de Penáguilas, ofreciendo una rústica silla a Sofía . Mira, Nela, ve y acompáñale. No, no quiero que ande todavía objetó Teodoro, deteniéndola . Además va a tomar leche con nosotros. ¿No quiere usted ver a mi hijo esta tarde? preguntó el señor de Penáguilas.
La mayor parte del público no pudo ocultar su regocijo al ver que se abría la puerta de la habitación donde estaba instalada la mesa. Muchos corrieron, atropellando á los demás, para entrar los primeros. La Titonius, apoyada en un brazo del ingeniero, le miraba de muy cerca con ojos de pasión.
El ingeniero contestó con una voz hostil: Usted no tiene ningún derecho sobre mí, señorita Rojas, y yo puedo ir con quien quiera. Palidecio Celinda al notar el tono inesperado con que le hablaba el joven; pero se repuso de esta mala impresión, recobrando su jovialidad.
Todos acogen con hurras y palmadas este sensato discurso. Sólo D. Félix, D. César y D. Prisco permanecen silenciosos y taciturnos. Al sentarse el sobrino del capitán se levantó el ingeniero que había llegado de Madrid. Era un joven de fisonomía inteligente y agraciada.
En una reunion se cuenta que el ingeniero N. acaba de idear una nueva máquina para tal ó cual producto, y que su invencion lleva ventaja á cuantas se han conocido hasta ahora. El testigo es ocular. ¿Quién lo refiere?
Mi agudeza adivinatoria volvió á romper el misterio con luminosas cuchilladas. Vi (sin verla en la realidad) la puerta de la casa de Olga abriéndose para dar salida al ingeniero.
La había encontrado en la calle dando el brazo á su esposo, que ya estaba restablecido de sus heridas. El ilustre Lacour contaba satisfecho la reconciliación del matrimonio. El ingeniero sólo había perdido un ojo. Ahora estaba al frente de su fábrica, requisada por el gobierno para la fabricación de obuses. Era capitán y ostentaba dos condecoraciones.
El ingeniero D. Domingo Esquiaqui, citado por el señor Ortiz, midió la catarata con la sondalesa y el barómetro, y halló que su altura, desde el nivel del río hasta las piedras que sirven de recipiente a sus aguas, es de 264 varas castellanas o 792 pies. Tenemos ya una opinión científica que aumenta en un tercio la cifra de Humboldt.
Este hombre logró que le escuchasen con más rapidez que el ingeniero. Los asaltantes bajaron poco á poco de la casa para oírle de más cerca. ¿Qué hacen ahí? gritaba . ¡Se ha ido!... Yo la he visto en un coche con el señor Moreno, el del gobierno. Van á la estación á tomar el tren de Buenos Aires. Inmediatamente se ofrecieron varios jinetes de buena voluntad para alcanzarla en su fuga.
Palabra del Dia
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