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Actualizado: 20 de junio de 2025


Digan cuanto quieran los peruanos sobre este particular, lo cierto es, que en el interior de todos ellos se aplaudia la general conmocion: sentian si hubiese sido un indio el autor, porque se les hacia muy duro doblar la rodilla á un hombre de esta casta, mirada en aquellos paises con menos consideracion que la de los esclavos: y no obstante esta repugnancia, estuvieron indecisos, hasta que vieron no se les cumplia, como se les habia prometido, la libertad de sus vidas y haciendas.

Ya has atravesado el espacio en que podian seguirte mis ojos; y los tuyos pueden todavia descubrir todos los objetos que estan sobre la tierra y en el aire... iAh! icuantos objetos dignos de admiracion ofrece este mundo visible! icuan grande es en sus causas y en sus efectos! pero nosotros que nos llamamos sus senores, nosotros, criaturas de barro y semidioses al mismo tiempo, incapaces de poder caer a un rango mas inferior, y tambien de elevarnos, escitamos una guerra continua entre los elementos diversos de nuestra doble esencia, respirando a un mismo tiempo la bajeza y el orgullo, estamos indecisos entre nuestras miserables necesidades y nuestros deseos soberbios, hasta el dia en que la muerte triunfa y en que el hombre viene a ser ... lo que no se atreve a confesar a si mismo, ni a sus semejantes.

Del vago albor que clareaba en las cimas orientales, de las suaves tintas glaucas que todo lo invadían, brotaron lentamente, primero indecisos e indefinibles, luego distintos y bien perfilados, celajes y nubecillas de color de violeta, a través de las cuales vimos que desaparecían las estrellas entre ráfagas de fuego.

Luego, al abrir su ventana, contemplaba un cielo límpido, luminoso, con el esplendor suave del sol invernal, pero el mar estaba agitado, ondeando sin espuma y sin estrépito a impulsos de un viento peligroso. Las lluvias cubrían la isla de un manto gris, en el que apenas se marcaban con indecisos contornos las montañas próximas.

Al encontrar en las calles transeúntes de aspecto germánico, los miraba de frente con ojos de reto. ¿Sería alguno de ellos el encargado de matarle?... Luego seguía adelante, arrepentido de su provocación, seguro de que eran mercaderes de la América del Sur, boticarios ó empleados de Banco, indecisos entre volver á sus casas al otro lado del Océano ó esperar en Barcelona el triunfo siempre inmediato de su emperador.

Los árboles, las montañas, los arroyos, el valle cubierto de su verde tapiz brillan indecisos bajo la tenue claridad del crepúsculo. El conde pone de nuevo su caballo al galope y desciende velozmente por el flanco de la colina que oculta a Lancia. El viento oprime sus sienes, zumba en sus oídos produciéndole una dulce embriaguez que disipa las negras nubes de su imaginación.

Cortesano asiduo de los poderes que acababan y de los que comenzaban, clásico revolucionario y romántico meticuloso, uno de esos genios inquietos, pero indecisos, que sirven de eje a las revoluciones del mundo, sabía romper las cadenas, pero arrastraba los andadores. Sus personajes son casi siempre calcos en los que apenas se encuentran las líneas de una fisonomía humana.

Sucedió que se prendieron tres o cuatro, y entre esperanzas y miedos, remordimientos, y sobresaltos, fluctuaban los otros indecisos sobre qué harían? No les fuera tan difícil librarse a los hombres solos, mas el amor a sus mujeres o hijas que habían hecho cómplices de su relapsia no les dejó sosegar en este pensamiento.

Los objetos ofrecíanse indecisos y temblorosos, como si hubieran perdido sus contornos, y la luz se filtraba con trabajo por aquel cielo de algodón para sumirse luego en la tierra negra y húmeda. Respirábase en este ambiente espeso, que no hería apenas ruido alguno, cierta calma: pero una calma que oprimía en vez de refrescar el corazón. Volví los ojos hacia la ciudad.

Cuando la joven se vió bajo los árboles, Fernando atravesaba ya la verja, haciéndose de nuevas ante el portero, al saber que la señora no estaba en casa. Venía á visitarla y á enterarse de paso de cuándo regresaría don José de su viaje; pero ya que la señorita estaba en el jardín, pasaría á saludarla. Los dos jóvenes quedaron indecisos, con la emoción de la timidez, al verse frente á frente.

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