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Actualizado: 23 de julio de 2025
De ahí su celoso prurito de acaparar todo principio de autoridad, procurando la absoluta separación entre el peninsular y el indígena, á fin de que su influencia aumente en proporción á la ignorancia en que aquellos países se encuentren, tanto el elemento civil como el militar, haciendo indispensable su concurso, que por lo que se vé es bien egoista.
Aumentándose las persecuciones de dia en dia, y cada vez con mas rigor, un indígena llamado José Pacha, que era uno de los mas comprometidos, propuso á veinte ó treinta familias el abandonar sus moradas para ir á buscar la quietud en lo mas escondido de las selvas.
Todos contestaban con un «¡oh!» de protesta, mientras se acomodaban la servilleta en el pescuezo. Ya sabían que la dueña de la casa arreglaba bien las cosas. Y empuñaban el tenedor, como diciendo: «¡Venga de ahí, que estamos a todo!» No fue malo el desfile de platos organizado por Visanteta. Era la cocina indígena, con todo su esplendor de las fiestas tradicionales.
Simoun le cortó la palabra con un gesto y como pronto iba á amanecer, dijo: Joven, no le recomiendo á usted que guarde mi secreto porque sé que la discrecion es una de sus buenas cualidades, y aunque usted me quisiere vender, el joyero Simoun, el amigo de las autoridades y de las corporaciones religiosas merecerá siempre más crédito que el estudiante Basilio sospechoso ya de filibusterismo por lo mismo que siendo indígena se señala y se distingue, y porque en la carrera que sigue se encontrará con poderosos rivales.
Quintanar y señora esperaban a los de Vetusta en la quinta; y unas veces a pie, otras en coche, se emprendía la marcha, se recorría aquellas aldeas pintorescas, se oían aquellos cánticos, monótonos, pero siempre agradables, dulces y melancólicos de la danza indígena, y se volvía al obscurecer, comiendo avellanas y cantando, entre labriegos y campesinas retozonas, confundidos señores y colonos en una mezcla que enternecía a don Víctor, el cual decía: «Vea usted, si se pudieran realizar la igualdad y la fraternidad... no había cosa mejor ni más poética».
La tertulia languidecía; los pedagogos estaban displicentes y mal humorados; el doctor disertaba de farmacología indígena, y el P. Solís leía con avidez cierto periódico conservador, el primero que saltó a la palestra después de la catástrofe imperial. Viendo que los tertulios no reían ni disputaban, me decidí a pasar la velada en la casa del dómine.
Habítala, según se presume, un pueblo indígena, que, á pesar de su mezcla con otras razas, aún no ha perdido los rasgos distintivos de su carácter, igual al descrito en las más antiguas historias, á pesar de los siglos transcurridos, habiendo mostrado en todas las épocas de su existencia ese elemento original y dominante que le infunde tanto interés para el estudioso.
Estas costumbres y otras, tomadas sin duda de la raza indígena y fomentadas por sus sacerdotes, hace de aquel pueblo un centro deplorable de atraso, dificilísimo de reducir por nuestros misioneros. Siguiendo los fundamentos de su religión, refieren el tiempo á la Egira, y su año es el llamado Embolismal ó de trece lunas, por las que cuentan.
¿No son tus noches bellas las mismas que las nuestras? ¿No es luz de tus estrellas la que reciben juntas Bisayas y Luzón? ¿No es aroma indígena del ilang-ilang regio el que a leer nos mueve un solo florilegio y a sentir, alma adentro, una sola emoción?
La otra persona era la mujer del tío Francisco, una virtuosísima anciana, indígena también y tan resignada, tan llena de piedad como su marido, a cuyas virtudes añadía las de un corazón tan lleno de bondad, de una laboriosidad tan extremada, de una ternura maternal tan ejemplar y de una caridad tan ardiente, que hacían de aquella singular matrona una santa, un ángel.
Palabra del Dia
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