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Actualizado: 23 de julio de 2025
Talisay es un pintoresco pueblo de poco vecindario, este es sumamente dulce y cariñoso; hay una pequeña iglesia de cogon y una casa parroquial habitada por un cura indígena.
He desembalado a mis gentes, abierto mis paquetes, hecho mis camas, preparado la comida con un cocinero indígena que quería echar pimienta en todo, incluso en las sopas de leche. Han comido todos, paseado, vuelto a comer; ahora ya duermen y yo le escribo sobre la almohada de Germana, como un soldado sobre un tambor cuando ha terminado la batalla. »La victoria es nuestra, a fe de viejo capitán.
Había en los acordes del salón no sé qué de vulgar y prosaico, de áspero y poco espiritual, que me desagradaba en extremo, no obstante mi ignorancia del arte musical. El canto era todavía peor. Una señorita Luisa, que estaba muy en boga como cantatriz indígena en aquellos días, hizo el gasto principal, en algunos solos, dúos y tercetos, que el público la estimuló á repetir.
Allá por el mes de agosto, un indígena, a quien él curaba de un terrible dolor en los huesos, fue compelido en Huancavelica a trabajar en la mina que llaman La Hedionda. El Caballero Trágico quiso ponerse en su lugar y, disfrazado de salvaje, pasaba todos los días más de cinco horas en las entrañas de la tierra.
De esa misma indolencia y ese perpetuo reposo, nacen sin duda alguna el sin número de abusiones, ó sean supersticiones de que está llena la tayabense, y de las que nos ocuparemos en los capítulos siguientes, en los que trataremos de describir lo mejor posible al indio y sus costumbres. Costumbres. Poesía popular indígena. La tradición y el manuscrito.
Doña Bernarda sentíase orgullosa al contemplar a su Rafael, alto, las manos finas y fuertes, los ojos grandes, aguileña la nariz, la barba rizada y cierta gracia ondulante y perezosa en su cuerpo que le daba el aspecto de uno de esos jóvenes árabes de blanco alquicel y ricas babuchas que forman la aristocracia indígena en las colonias de Africa.
El otro barrio es el asilo de las clases acomodadas, gentes que, pasados los momentos de contiendas, son estimables por su carácter generoso y franco y su hospitalidad para con el viajero. Mompos es la ciudad que resume por excelencia el contraste de la conquista ó la civilización española con la antigua situacion indígena.
El cacao es un árbol indígena de Méjico, Centro América y una parte de la América del Sur, pero ha sido aclimatado en Ceilán, en las Filipinas, en Camerún y en la Costa del Oro. Así pues se ve que es una planta esencialmente tropical, cultivada en terrenos que se hallan a 20° a ambos lados de la línea ecuatorial.
Con igual facilidad se adaptó el soldado español a la guerra indígena. Los pasos de los ríos, las lagunas infinitas, las lluvias torrenciales, la dificultad de conservar la pólvora, hicieron cada vez más escasas las armas de fuego. La lanza, la espada y la rodela acompañaron al conquistador en sus expediciones de tierra adentro.
A la derecha de su entrada se hallan las islas de Poro y Malacimbo. Sorsogon tiene buen caserío, siendo de notar la iglesia y convento, habitado, en la época que visitamos el pueblo, por un cura indígena de notable ilustración. Entre el convento y las opulentas casas de los señores Granados y Santos, pasamos el tiempo que permanecimos en aquel pueblo, de gran movimiento mercantil.
Palabra del Dia
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