Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de junio de 2025
La idea del largo plazo hizo titubear a Rosalía, inclinando todo su espíritu del lado de la compra... La verdad, mil setecientos reales no eran suma exorbitante para ella, y fácil le sería reunirlos, si la prendera le vendía algunas cosas que ya no quería ponerse; si además economizaba, escatimando con paciencia y tesón el gasto diario de la casa.
Ni aun sintió el peso de Bringas inclinando el colchón. Al despertar, el primer pensamiento de la ilustre dama fue para los candelabros prisioneros. ¿Qué tal te encuentras? Me parece dijo el esposo dando un gran suspiro , que no voy tan bien como esperaba. Estoy desvelado desde las cuatro. He oído todas las horas, las medias y los cuartos.
Sí, era desgraciadamente corcovado, por lo mucho que doblé el espinazo, retrocediendo asustado delante de los señores profesores, o inclinando la frente ante jefes y directores generales.
¿Galopemos?... dijo Melchor inclinando ligeramente el cuerpo hacia adelante, y los tres caballos aceptaron la invitación...
Entonces la Tierra irá inclinando cada vez más hacia el Sol su polo austral, y el arco diurno boreal irá siendo más pequeño que el nocturno. El día más largo y la mayor noche del hemisferio boreal.= Las variaciones que acabamos de indicar se efectúan de ese modo en todos los puntos de la Tierra comprendidos entre los círculos polares, es decir, pertenecientes á la zona tórrida ó á las templadas.
La música exhalaba ilusoria frescura como un volar de espíritus ideales. Ramiro entreabrió sus labios con una sonrisa voluptuosa. De pronto, con voz muy queda, e inclinando el cuerpo hacia ella, prosiguió: Acuérdome agora de cuando me asomaba de noche a mi ventana, allá en la heredad. Todos en vuestra casa dormían, y vos mesma.
Ya no creía que existiesen en el mundo pollos como los que nos han servido. Los consideraba pájaros de ensueño, aves mitológicas. El coronel sonrió, inclinando la cabeza como si recibiese un elogio. ¿Y tú, Spadoni siguió preguntando el príncipe , vives bien? Alteza... yo... yo... dijo el músico balbuceando ante la repentina pregunta. Castro intervino para sacarle adelante.
¡Santos y buenos días! dijo con voz melosa, inclinando la cabeza al mismo tiempo que levantaba los ojos para apreciar de una rápida mirada al visitante. Era un joven que llamaba la atención por la delgadez del cuello que hacía más enorme su cráneo, y por la forma de sus orejas abiertas como abanicos, como si quisieran despegarse.
En voz muy baja, con las manos enlazadas, inclinando de vez en cuando la cabeza para rozar con los labios la frente de la niña, hablaron largo rato, mejor dicho, soñaron despiertos, queriendo penetrar en los abismos insondables del tiempo. ¿Cuál sería la suerte de aquella hermosa criatura? ¿Cómo se la educaría? Amalia decía que conseguiría educarla como hija suya, hacerla una verdadera señorita; estaba segura de que D. Pedro no se opondría a ello. Y como quiera que no tenía hijos, nada más natural que habiéndola tomado cariño la dejase a su muerte algún legado importante. El conde hizo un gesto de desdén. La niña no necesitaba de la hacienda de D. Pedro.
Con grande ansiedad incorporóse bruscamente, inclinando el cuerpo fuera del lecho para buscar la luz, y pudo distinguir entonces en todos sus detalles la empresa del sello: era la escuadra y el compás cruzados en forma de rombo y la rama de acacia, emblema de los masones. Una sospecha terrible, una idea aterradora con visos ya de evidencia cruzó al punto por su mente cual un pájaro siniestro.
Palabra del Dia
Otros Mirando