Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de junio de 2025


«¡Yo también he hecho mis estudios en la Universidad, y no soy inferior a vosotros, imbécilesdijo casi en voz alta. Tuvo calor, y se desabrochó el gabán; pero temiendo coger frío, se lo abrochó de nuevo. «¡; soy tan honorable como vosotros, jóvenes idiotas! Quizá más honorable. Soy un padre de familia que mantiene a ocho personas... Es de todo punto necesario poner fin a esta farsa.

Lo que más le irritaba era la afición de los muchachos á llamarse por los apodos de sus padres y aun á fabricarlos nuevos. ¿Quién es Morros d'aca?... El señor de Peris, querrá usted decir. ¡Qué modo de hablar, Dios mío! Parece que esto sea una taberna... ¡Si á lo menos hubiese usted dicho Morros de jaca! Descrísmese usted enseñando á estos imbéciles. ¡Brutos!...

Para ella son el cornezuelo de centeno y la antiespasmódica. ¡Ah!, ¡cómo me río yo de estos imbéciles que creen que me engañan!... ¡Engañarme a , que estoy ahora más cuerdo que la misma cordura! ¡Dios mío, qué talento tengo! ¡Qué manera de discurrir!... ¡Estoy asombrado de mismo, y compadezco a mi tía, a Ballester, a todos los que hacen delante de esta comedia!

De repente, clavando los ojos en don Quintín, lanzó sobre el pobre vejete toda la envidia acumulada en sus cuarenta y muchos años de deslices, caídas por capricho y complacencias cobradas muy barato para poder vivir. ¿No era irritante que algunas compañeras suyas hubiesen hallado imbéciles que de buenas a primeras les pusieron coche, y ella, con haber rodado tanto, viera llegar la vejez sin pan y sin lumbre?

Eran preferibles los hombres vulgares que había conocido en otros tiempos; y cuanto más imbéciles, mejor. No volvería a enamorarse. Y cansada, perdidas las ilusiones, volvió a lanzarse en el mundo. La molestaba aquella leyenda galante de sus tiempos de locura; la furia con que corrían hacia ella los hombres, ofreciéndola riquezas a cambio de una pasividad amorosa.

Mi tío va más lejos y pretende que sólo los imbéciles no cambian de opinión; pero ¿sucede con el corazón lo mismo que con la cabeza? «Dadme luz, mi viejo cura». Cuando el señor de Pavol decidía algo, tío tardaba en ejecutarlo. Partiendo de este principio, señaló el 15 de Enero para verificar el matrimonio de Blanca.

Y yo no hacía más que apretar manos, unas tras otras, con un ardor metódico: gracias, a la derecha; gracias, a la izquierda... Sentía un verdadero agradecimiento para todos esos imbéciles, que se acercaban a congratularme solícitos y alegres, gracias a la perspectiva de una buena comilona. Faltaba uno todavía: Lotario.

Hay que ser correcto, acatar lo establecido, y de aquí que, ligados unos a otros por el miedo, no surja una idea original, no exista un pensamiento independiente, y hasta los sabios se guarden para ellos las conclusiones que sacan del estudio, sometiéndose en la vida vulgar a los mismos usos y preocupaciones de los imbéciles.

Yo maldecía mi caridad; la caridad que tan feliz me había hecho, y que tan feliz había hecho a Amparo. Y me decía: «La caridad es una debilidad; la caridad es la manía de los imbéciles; la caridad se vuelve contra quien la practica. ¿Por qué sentí caridad hacia Amparo? Porque era un insensato

Miraba de frente al joven con sus grandes ojos verdes, luminosos y burlones, con tal franqueza, que Rafael inclinó la frente tartamudeando. No se casaría usted, y haría muy bien. ¡Como que resultaría una solemne barbaridad! Yo no soy de las mujeres que sirven para eso. Muchos me lo han propuesto en mi vida, acreditándose con ello de imbéciles.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando